domingo, 29 de marzo de 2009

USHUAIA 1

Mechones de fuego en el pastizal. Matas de hierba pajiza a merced de los vientos, incendiando el horizonte. Al otro lado el mar del Estrecho esta agitado, arbolado con enormes crestas de espuma blanca al contraste sobre el azul grisáceo. En algunas orillas, esqueletos de barcos naufragados y estancias de chapa en abandono. Aves valerosas surcan retadoras los laberintos invisibles de los vientos australes que parecen enfurecidos. La solitaria carretera recorre el paraje abriéndose paso como los sinuosos ríos sin desnivel de las orillas. A una parte del bus le llueve y la otra permanece seca.


Las Llamas y los guanacos saltan ágiles los cercados; una oveja pare en solitario un cordero asustado por el frió de la pampa. Estancias habitadas por un solo hilo de humo. Manadas de caballos salvajes. El transbordador Patagónia intenta cruzarnos al otro lado. Uno se pregunta como lo hacían los indios Fueguinos en sus frágiles barcas de piel de foca trenzada y corteza de Lenga. Inaudito.
Saltan los delfines blancos y negros entre la montañas de mar. El Arco Iris cae a estribor del barco por efecto de las salpicadas aguas oblicuas; los delfines se enredan con él y cambian de colores. El paisaje se vuelve de pronto montañoso y asoman cumbres nevadas. Bordeamos precipicios que caen hacia los lagos. En Ushuaia nieva.Estamos en Tierra del Fuego. Con la nariz toco el Ártico y un carámbano se me descuelga.

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