miércoles, 11 de marzo de 2009

Cabo Polonio 1

Mi primera excursión es a este lugar. Me subo al bus y el trayecto de 40 Kmts se convierte en una jornada de dos horas y media. Mi asiento está junto al de un señor de edad. Mantiene una solemne cabellera cana peinada hacia atrás y se adorna el rostro con un bigote ralo. Comienza a conversar tan pronto me acomodo y el autobús arranca levantando el polvo de la calurosa mañana. Tiene un hablar pausado, reposado, y poco a poco me va desgranando la historia de su familia desde que su padre salió de la España de Franco escondido en la carbonera de un buque y de como fue protegido por una tripulación amotinada para que el capitán y el oficial de mando no le devolvieran a tierra y le fusilaran, hasta su desembarco en Uruguay 20 días después en la mas absoluta pobreza. Apenas le oigo la voz y hay partes en las que me pierdo. Él continua ensimismado trayendo a la memoria los recuerdos, los aromas, las voces, los ecos resonando como fantasmas...El autobus se detiene en una parada anodina y el hombre se levanta. Es alto y fornido; tiene unas manos enormes, de gruesos dedos fuertes. Amablemente se despide y la nube de polvo que el autobús levanta le envuelve y le hace desaparecer en la distancia, con los ecos del pasado. Alvarez y Alvarez son sus dos apellidos; asturiano de orígen.
Para entrar en cabo Polonio hay que subirse a unos camiones inmensos del ejercito habilitados en la trasera para llevar turistas. Colgado de los barrotes en una especie de pescante entablo amistad con un odontólogo argentino y con un traumatólogo de caballos chileno. Hacemos los 6 Kmts por las dunas y los matorrales y cuando nos detenemos en el pueblecito nos separamos para que cada uno lo descubra a su ritmo. Luego comeremos juntos en La Golosa, el mejor restaurante de Uruguay.
Sí Punta del Diablo me encantó a primera vista, Cabo Polonio me fascina por sus cabañitas pintadas de colores, hechas de tablones y desperdigadas por el pasto, pinaditas en la colina alegremente, desde la que un faro ilumina esta costa de naufragios y leones marinos por las noches. Esta protegido el cabo como Reserva Natural. Extensas playas de arena y concheros se abren a izquierda y derecha de la península breve y escueta. La arena quema.

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