Estoy en el apartamento que Juan posee en el barrio de Palermo; estupendamente comunicado, rodeado de los bosques de Palermo, el Jardín Botánico, el jardín Japones, el Área de moda de Palermo-Soho con sus tiendas de diseño y bares que rodean la placita de Cortazar ocupando las aceras con sillas y mesas, repleto de juventud. Las tardes las empleo en esta zona animada y las mañanas sirven para recorrer las demás zonas.
Además de Puerto Madero y la Boca con sus casitas de chapa pintadas a colores y sus cafés típicos y personajes un tanto peculiares del tipo: el doble de Maradona, la pareja de hombres bailando tangos, el gordo sin afeitar en camisa de tirantes y otros buscavidas profesionales...vamos a Recoletos; un parque del centro donde una legión de artesanos monta los puestos y donde además de comer puedes tirarte en la hierba y disfrutar de los grupos fantásticos que te organizan un concierto de máximo nivel, una actuación, un circo...
Descarga una tormenta y nos da tiempo a refugiarnos en el Centro de Arte. En una sala vacía dejamos una ciruela negra sobre un tomate rojo. Esperamos que el proceso de descomposición tenga lugar y que la instalación cobre fama ya que los primeros curiosos asoman el morro en la sala.
En el cementerio, que merece una visita por la exuberancia de los panteones, el lujo, la pompa y el buen gusto, nos topamos con un guia que explica ante la tumba de la familia Duarte los aconteceres de Evita Perón. Me quedo impresionado con los pormenores que sucedieron con su cadáver. Parece ser que antes de enterrado estuvo oculto tres días tras la pantalla de un cine en el que de proyectaban películas, luego fue custodiado por un tipo en su mansión . Una noche, tras el ataúd, vio una sombra moverse; sin detenerse a investigar más, descerrajo tres tiros a la sombra que resulto ser la de su esposa embarazada. Aun pasó algo mas que pienso investigar en Internet.
Que cosas!!!
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