. Hay aquí una comunidad de al menos 12 ejemplares. En toda la tarde no hemos oído un solo sonido que provenga de ellos, a no ser el que producen al romper con su cuerpo la superficie del aire y el batir de alas. En las cumbres hay corderos y cabras inmutables. De camino nos hemos encontrado con un gaucho que pastoreaba a caballo un rebaño de 2000 ovejas lanudas. Antaño la economía de esta región dependía de la lana que se exportaba a Inglaterra y que era transportada a puerto en unas enormes carretas empujadas por una decena de caballos cuyas ruedas tenían una altura de tres metros; la caza de la ballena y los lobos marinos, y también una etapa de minería con su fiebre del oro que atrajo a numerosos croatas que hoy forman una importante comunidad en la sociedad arenera fueron los otros motores de esta ciudad.
Las calles de la ciudad reflejan esa época de prosperidad conservando edificios de estilo europeo y un afamado cementerio donde las familias enterraban a sus muertos en panteones dignos de su renombre e importancia. Pero afuera de las calles principales las casa vuelven a ser sencillas, de una planta. Las mas humildes revestidas de chapa.
Por el aire cuelgan cientos de cables que cruzan de palo a palo en un lío impresionante, con enormes transformadores terroríficos Tambien es curioso ver las grandes bovinas de cuerda que esperan la llegada del frío severo que congelara de escarcha las aceras y que servirán para que los ciudadanos se agarren y no caigan derribados por los fuertes vientos huracanados. Ya la luz languidece un poco mas cada dia. Tengo que partir.
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