CÓNDOR

Hoy salimos de excursión a un sitio muy especial, nada frecuentado, un desconocido. Se llama Río Verde, a 1:30 horas de Punta Arenas, y allí se encuentra, en unos riscos horadados por el viento y las aves, la colonia mas austral de cóndores. Saltamos la valla de la estancia y trepamos por los matorrales. Llegamos a un lugar muy especial que esta plagado de oquedades y manchas de excrementos sobre una balconada rocosa. En un cavidad con 2 orificios por los que se puede ver el vuelo de las magnas y míticas aves sagradas y el paisaje extendiéndose a nuestros pies nos ubicamos montando el puesto de observación. Pasan a nuestro lado grandes como Airbuses y se oye el sonido del aire al ser cortado por su vuelo planeador. Espectacular. Tomamos un mate y merendamos hasta que atardece y con las nubes rodando por el cielo y el sol ocultándose tras ellas, regresamos por la pista apurados de bencina.
Hemos visto abundante flora y fauna de nombres originarios de la cultura Yagán, Ona y Mapuche y que apenas recuerdo; algunos zorrillos que desprenden ese olor fétido, guanacos, 2000 ovejas con el pastor a caballo, conejos, ñandues...
De regreso nos da tiempo a ir al concierto en el Imagomundi, lugar asombroso donde todo es posible. Disfrutamos del trance musical. Al chamán le regalamos las plumas de Cóndor. Él ya sabe que somos cóndores, que venimos del nido. Yo cogí su gran pluma sobre una mesa. Era de Cóndor y le colgaban cuerditas de colores anudadas. No lo sabíamos. Bailamos.