miércoles, 31 de marzo de 2010

NUWEIBA

Buzos embutidos en trajes rotos de otra época yacen varados en la orilla relamidos por las olas y comidos por las moscas. Perros vagabundos al sol descansan las lenguas frente al mar con miradas perrunas y ojos caídos oteando el aburrido horizonte. Judíos errantes pasean tripa y florido bañador en alienados paseos por la desierta orilla. Los móviles de metal suspendidos del techo de paja del restaurante suenan al viento, cling-clang-cling-clang, sin hallar respuesta. Dorado mango juice helado en mi mano bajando gustosamente gaznate abajo.
Esta mañana he desayunado en el colchón medio pan de jengibre que elaboran unos caducados hippyes de California por aquí abandonados; a mediodía me he zampado el otro medio pan de zanahoria. Con algo más de luz y más despierto me he dado cuenta que allí habitaba una colonia de diminutas hormigas y lo he tirado; deduzco que me he comido a la otra mitad de la comunidad con el de jengibre sin darme cuenta. Vaya desayuno.
Por la noche encendí la linterna y vi con horror que la mosquitera estaba llena de mosquitos por dentro esperando su momento. Les tengo atrapados pero por dentro. Salgo a que me de algo de aire y paseo bajo la luna. Cuando regreso pongo bien la mosquitera y concilio el sueño.
Mi cuerpo agradece los estiramientos en la duna. Aguas calientes y arena es lo que hay. Leo los estupendos cuentos de Mark Twain y pienso que me voy de Egipto sin ver las pirámides  después de todo un mes en este país. Y no me importa.
Salgo hacia el puerto y entro en el ferry rápido que cruza el estrecho de Aqaba hacia Jordania. Todo el santo día esperando para tres horas de travesía. A la otra orilla llego de noche y el torpe agente de inmigración me desgarra el pasaporte. Las hojas separadas del lomo. Como ahora tengo el pasaporte roto no me quieren sellar la visa de entrada; alucino. De noche, solo y en un puerto sin otras opciones. Por fortuna hay un poli majo que me lo remienda con celofán y a la tercera intentona, porque todos lo seguían rechazando,(sospecho que porque esperaban de mí una mordida) un agente se apiada y me estampa el ansiado sello; ya puedo entrar en el país. La pareja argentino- mejicana ha sido muy amable esperándome y han cuidando de la mochila. Con ellos negocio un taxi hasta Wadi Musa o Petra y viajamos de noche por una buena carretera dos horas en este país de Jordania para llegar finalmente a nuestro destino y encontrar que todos los hoteles están llenos. Pasada la medianoche y cansado al final me tengo que alojar en un hotel caro. ¡Me lo merezco, que leches!

DAHAB- NUWEIBA

Para mi, Dahab se ha vuelto un tostón. Hartito de oir al Jack Jonshon y su petardez de buen rollito a la guitarra y atragantado con una novela del premio nobel egipcio Naguib Maohuf que inmediatamente cambio en una librería de segunda mano por otra cosa cualquiera. Me preparo para cambiar de zona y hago la mochila.
Ats, mi compañero de buceo llega depre de la ascensión al Monte Sinaí; yo ya me lo olía ; y me cuenta que no vale la pena tanto pedrusco junto para ver un amanecer que..puaff!
Me subo al bus que lleva a Nuweiba, el siguiente pueblo al norte en la costa de donde parte un ferry a Jordania y tras una hora de cómodo viaje me bajo en Soft Beach Campament.
Allí, una señora rubia, desagradable y alemana me interroga para saber de qué conozco su sitio y apunto estoy de ser irónico pero se que el humor alemán, no existe el humor aleman, no iba a entender la ironía.
La zona se llama Tariba y es una linda playa con chiringuitos, campamentos y hotelillos de cabañas venido tan a menos que recuerda la idea que uno tiene de esos poblados crecidos y abandonados rápidamente cuando los filones de oro se explotaban, se agotaban y se abandonaban en el Yukón o en California.
Mi cabaña destartalada tiene el numero 8, una bombilla y una mosquitera; sobre el suelo un duro colchón con sabana limpia. El tamaño es el ideal para una persona y te cobran 5 euros sin regateos, porque no me atreví con la anfitriona esta a regatear. Oigo el mar como encima de mi y veo las estrellas. Por la mañana zumos de mango coloridos y frescos, y el marrrrr....azul, que no Rojo. Frente a mí las costas de Jordania a lo lejos recortadas en el horizonte tembloroso al sol del mediodía. 
Sale la luna desde allí, desde el este, y veo como se va elevando pasando del naranja al blanco luminoso, y como las estrellas se ocultan a su paso.

sábado, 27 de marzo de 2010

INMERSO EN OTRO MUNDO

No voy a explayarme en describir las inmersiones; solo decir que esto es exactamente igual que un documental de Jaques Cousteau o uno de National Geographic. Sigo con problemas de oídos, las burbujas ilusorias. Pero poco a poco sigo descendiendo en esta maravilla de mundo lleno de vida perfecta, silencio, flotabilidad y belleza. Las aguas transparentes te permiten una visibilidad de 1000 o 2000 metros, o más. La fauna y la flora son exuberantes e hiperabundantes. Solo de pensar que nuestro Mar Cantábrico tenia una rica fauna que ha desparecido en apenas unas décadas  de saqueo salvaje me acongoja. Recuerdo los erizos, las estrellas, los pulpos, los centollos y langostas y los peces de las costas de Noja de cuando era ninio. Ahora no queda nada, solo el recuerdo y el salitre.
Gano confianza bajo el agua y disfruto como un astronauta. Con apenas unos movimientos de aletas avanzas descubriendo a cada momento nuevas sorpresas. El tiempo desaparece y cuando salimos del agua nos dan ganas de volvernos adentro.
La inmersión nocturna es fantástica  con las linternas y el misterio...glu, glu, glu.
La de ruta de las corrientes es la más fascinante. Las corrientes cálidas te pasean sin que tengas que consumir apenas aire de la botella.
La de Navegación resulta ser muy instructiva y en un bonito sitio. Y la de naturaleza, en el mítico Blue Hole, un anillo natural donde se puede observar toda la fauna y flora sin dificultad, incluso con gafas y tubo solamente, abrumadora. La de aguas profundas en la que alcanzamos los 31 metros acojonante y mis oídos aguantaron. Al salir de está última Tamer detecta que tengo un problema en el tanque: es imposible que tenga 150 bares después de la inmersión. Debe de estar mal, a veces pasa. Prueba con su equipo y se rasca el cogote, otros buceadores esperan el veredicto, Tamer me mira con mirada de póquer y 



dictamina: "el equipo está bien", y no dice más, no entiende cómo es posible. Y yo paso de explicarle mis circunstancias, seria mas confuso para el muchacho. Si es que lo mio y los bares...

BUCEANDO ANDO

Tamer es nuestro instructor de buceo para el curso avanzado. Es un joven de El Cairo que lleva aquí en Dahab 13 años, aunque ahora se va a estudiar a Berlin con su novia alemana.
Mi compañero de inmersiones es un chaval japonés de Yokohama que se llama Atsuhito y estudia económicas en Inglaterra.
Estoy retorpe con el equipo. Se me olvidan todos los protocolos y parece mentira que así ande todavía. Tamer es muy paciente conmigo y se dedica a desenredar los líos que monto, creo que piensa que le estoy vacilando. Parece que ensayo un numero cómico del Tricicle...¡qué espanto!...¡jajaja!
Siempre sufro la presión el primer día de inmersión y este no es una excepción. Me cuesta bajar y me duelen los oídos un montón, me agobio y no disfruto de todo lo que sucede a mi alrededor acuático. Poco a poco me voy sumergiendo hasta los 18 metros y entonces comienzo a disfrutar algo más.



Cuando ascendemos y recogemos el material me sigo sintiendo mal, peor; me sangra la nariz y paso el resto del día con náuseas, ganas de vomitar y dolor de cabeza. Siento la presión dentro como burbujas de pensamiento acumulado que se niegan a marchar y duelen.
Desde la terraza del Penguin dejo que la brisa del mar me refresque, salen las primeras estrellas. Eso sí, todo lo que he visto bajo el agua es de una belleza inigualable...

viernes, 26 de marzo de 2010

MAR ROJO DAHAB

Llego a medianoche y me toca esperar unas horas a que salga el ferry que cruza el Mar de Suez hacia Sharm el Sheik, en la península del Sinai, donde a Moisés se le prendió una zarza por tirar una colilla mal apagada y se le revelaron los 15 mandamientos en unas tablas de los que solo nos han llegado 10, afortunadamente. El mar esta encrespado pero el barco zarpa. Con dos ingleses del mismísimo Cambridge comparto taxi hasta el paradisíaco pueblo de Dahab, donde la gente prolonga, casi por norma, sus días de vacaciones. Nos quedamos en el Penguin que es barato y tiene todo lo que buscamos: centro de buceo, restaurante a pie de playa, Internet, lavandería...Mi habitación con baño está muy bien, y aunque se puede encontrar algo más barato esto es lo que quiero: 60 libras(8 euros)
Como no he pegado ojo no planifico nada y me dedico a pasear por la Corniche constatando que la actividad del buceo, los restaurantes y los hospedajes son la fuente de ingresos de este lugar tan especial. Ceno algo breve y me lleno de zumos de mango frescos ante de irme a descansar y preparar las actividades que aquí me han traído: bucear en el paraíso que nos enseñaba el gran Jaques Cousteau.
Tengo 6 inmersiones contratadas para obtener el titulo de "avanzado": navegación, aguas profundas, corrientes, naturaleza, nocturna y recordatoria, ¡pedazo plan! Los lugares a los que nos llevan en jeep, sorteando recuas de camellos playeros, son de fácil acceso desde la playa y tienen sugerentes nombres convertidos en leyenda por expertos buzos a lo largo de décadas de ininterrumpidas inmersiones internacionales: Coral Garden, The Bells, The Blue Hole, Moray Garden...
Ansioso por sumergirme en las profundidades y flotar entre los peces de colorines...................

DENDARA Y HATHOR

De la estación de trenes de Luxor sale un tren con dirección a El Cairo a las 10.30. Compro un billete de segunda porque solo voy a viajar una hora hasta Quena. Alli está el templo de Dendara dedicado a la diosa del amor Hathor. El tren recorre la orilla del Nilo.
Al llegar comparto taxi con un japones de mi edad que se llama Hasi y vive en Queens, Nueva York desde hace 15 años y que no se plantea volver a Japón ni pa cagar. Es un tipo majo y hablado.
En el templo apenas hay nadie porque al mediodía todos los viajes organizados se han marchado y queda casi en exclusiva para nosotros solos. Pasamos las horas investigando cada uno por su lado, y a la hora convenida quedamos para coger de nuevo el mismo taxi que viene a buscarnos. Me doy cuenta que no tengo el teléfono .. solo recuerdo haberlo tenido en las manos durante el desayuno...¡Diantres! Pero cuando me acerco al taxi veo la enorme sonrisa del taxista y los gestos que me hace...lo tiene él dentro del coche. Está claro que a la diosa del amor no le gusta que se entre en su templo con celular...si ya lo sabía yo. La vuelta en el tren nos cuesta solo 1.75 libras egipcias...20 centimos de euro...de risa; y aunque el tren es de otra época la ida nos costo 20 libras..3 euros sin que acertemos a ver donde radica tanta diferencia.
En Luxor, Nama y Mona, las dos jovencitas que trabajan en el Hotel Fontana me traen de cabeza. No paran de hacerse fotos conmigo y de ponerme música para que baile. Son muy zalameras y Nama especialmente guapa. Tienen 18 años pero no pueden tener novio porque la religión y la costumbre solo les permite entrar directamente en el matrimonio sin relaciones previas... ¡pobres!. Sin embargo se las arreglan para que yo no pueda tomarlas una foto. Quieren ponerse guapas y se avergüenzan de su ropa sucia de trabajo. Aquí,  como en todos lados, las mujeres son coquetas.
Tengo que partir puesto que a las 19 horas sale mi autobús hacia Hurgada y me esperan 5 horas de carretera polvorienta hacia el Mar Rojo.

sábado, 20 de marzo de 2010

KARNAK Y AFEITADO

Hoy es mi cumple y para celebrarlo me voy andando a Karnak que esta a 3 kms. Hay un paseo con 1500 esfinges que se está desenterrando y que comunica con Luxor, pero no voy a esperar a que acaben de demoler edificios y desenterrar cosas. Me voy por la corniche viendo barcos. Cuando llego me encuentro un lugar colosal en tamaño. Me dan ganas de tragarme y volver a ver todas las superproducciones de Hollywood con la E. Taylor de Cleopatra para empaparme de toda esa fastuosidad. Qué gente estos Egipcios. Los niños que vienen por aquí de excursión escolar solo quieren tomarse fotos conmigo y pasan mucho de los profes.
Al volver me detengo en una barbería y me hago un homenaje. Ya me hacía falta. Hoy no sé que pasa que anda toda la ciudadanía postrándose y haciendo genuflexiones por las calles mirando a la meca. Son cientos de hombres, y de los altavoces, que suenan como alarmas antiaereas, llegan las soflamas o los cánticos o las oraciones de las mezquitas. Mientras me pasa el barbero la navaja por el cuello voy tragando saliva para que no se inicie de pronto una llamada a la yihad y me rebanen el gaznate espumajeado pasando a ser la primera victima occidental de una revuelta mundial. Me agarro a la silla presto a saltar corriendo y escapar con la toalla anudada si hace falta. Pero lo único que pasa es que el barbero me estafa unas libras de mas por un servicio asombroso y que consiste en pellizcarme pelos de las orejas, la nariz y las mejillas con un hilo que sujeta entre los dientes y el carrete con la mano, como haciendo un triangulo trampa que se tensa y que te arranca los pelillos a una velocidad y con una destreza increíbles.
Pago la entrada cara de 80 libras al Museo de Luxor y me merece la pena. Estos egipcios...¡jo!
Cuando vuelvo al Hotel Fontana encuentro la agradable sorpresa de que han decorado el comedor con globos y guirnaldas para celebrar el cumpleaños: qué amables, qué gentiles; estoy que me emociono. Pero veo que no es por el mio. Todo está lleno de niños gritones con la cara manchada de tarta que corren como locos ya que el homenajeado resulta ser el hijo del jefe que cumple 9 años. Aun así,  siento indirectamente la coincidencia compartida y mi alegría además se ve colmada cuando más tarde, leo en el correo tantas y tantas muestras de cariño que me llegan hasta por telepatía. Gracias a todos, de verdad.

VALLE DE LOS REYES Y LA REINAS

Creo que esta es la primera vez en mi vida que me apunto a un viaje organizado y lo hago porque ya estoy hartito de poner la oreja a los guías de grupos que explican todos estos enigmas: ansia de saber.
Llegamos al Valle de los Reyes, al de la Reinas y a Al-Deir- Bahari. Visitamos tumbas en este valle que antes estaba oculto y sepultado por arenas y guijarros de aluvión (quien lo diria después de tanta excavación). Y sufrimos las altas temperaturas sin nada de sombra, bajo el sombrero. La de Thutankamon cuesta extra y está maldita, y la de Nefertari requiere de un permiso. Así que visito la de Atun III, la de Pepi y Sepi, la de Trombosis IV y la de Nosferatu II. Todo muy didáctico. Me paso todo el tiempo perdido y el guía buscándome porque les da por meterse por las tumbas sin avisarme y desaparecen.
Al igual que en la cultura Maya, la Amazónica, la India... aquí también se representa la ascensión a la vida eterna a través de la Anaconda  que vivió en estas aguas y hoy ya no lo hace porque nos las hemos cargado. Esa energía llamada Anakunda-lini que tanto gastamos a lo tonto.
Me lo paso bien y pienso que es un buen dinerito el invertido. Ahora a comprar libros para que esto cuaje y me instruya.

jueves, 18 de marzo de 2010

LUXOR

Una barcaza transportando arena navega cerca de la orilla produciendo un ronco sonar en la noche. La faluca comienza a balancearse por el efecto de las olas y de pronto la paz de la noche se llena de gritos y aullidos. Me sobresalto por los gritos y porque algo me ha mojado. Abro los ojos y veo a Imán pegando saltos y jurando en árabe por la popa. Una desafortunada ola ha entrado en el barco y le ha barrido por entero mientras dormíamos, él acurrucado bajo una manta. El pobre ha debido de pensar que nos íbamos a pique, que el Nílo se lo tragaba..ja ja ja. Me troncho. Vaya un capitán más desafortunado; es un joven algo inepto y le pasa de todo y de todo se ríe, el muy botarate.
Tras el desayuno viene un autobús a buscarnos a pie de carretera. Nos despedimos del barquito y seguimos hacia Luxor visitando antes los templos de Kom Ombo y Edfu. De nuevo se nos cuelan polis adentro por la cara. El chofer, como tiene móvil, lo usa para discutir y discutir en innumerables llamadas mientras conduce. Ese es el uso que se da al teléfono en este país. Cuanto más se discute y más se chilla mejor es el teléfono, te hacen mejores descuentos las empresas de telefonía y más feliz te hace el sentirte importante en público. A veces hasta sospecho que lo tienen apagado, la cuestión es chillar y discutir.
En Luxor me alojo en el Fontana porque la habitación me encanta aunque el hotel sea algo soso y el dueño algo baboso y lameculos. Solo pago 40 libras egipcias que son 5 euros con el desayuno.
Al atardecer camino hasta el templo de Luxor y paso todo el tiempo posible en su interior disfrutando de la fresca temperatura, de los imponentes monumentos, las silenciosas estatuas y de un sosiego contagioso que solo se produce en este lugar a la caída de la noche, inducido por la estupenda iluminación y los impertérritos ídolos de piedra. Me parece increíble estar aquí.

EL NILO EN FALUKA 2

Hemos dormido apretadillos como momias en lata de sardinas y los mosquitos han incordiado lo suyo. Me despierto en la hora del Bramhamurta como es habitual en mí, y al poco oigo a los primeros pájaros anunciar el nuevo día. De seguido vociferan las plegarias de las mezquitas, de todas ellas. Estoy en Egipto, me digo de nuevo como para despertar. Ayman sí que tarda en despertar y en hacernos el desayuno. Anoche estuvo de risas fumando canutos, y el chino del grupo le ha estado tocando las pelotas a las cuatro de la mañana porque, para quitárselo de encima, le hizo la gracia de decirle que a esa hora iba a llegar un autobús a buscarle y el tipo se lo creyó tanto que anduvo toda la santa noche con la mochila de aquí para allá dando la peste por el barco sin dejarle dormir la mona.
Después del desayuno continuamos Marta, Juanma y yo. Los demás han terminado su trayecto y ahora tenemos la faluka para nosotros: una maravilla.
Bajo un calor soberano pasamos el día dándonos chapuzones en el agua fría y sagrada del Nilo, sin cocodrilos y bebiendo las cervezas que nos han dejado los guiris. Lentamente, por la falta de viento, descendemos el río y conversamos dejando que pase el tiempo mansamente como el agua verdosa envueltos una modorra apacible.
De tanto en tanto pasan barcazas y tristes cruceros sin turistas echando humo produciendo ruido y oleaje.
El día transcurre y atardece sin mayor novedad. Marta es alegre y se troncha con los dos árabes que se ríen hasta de su sombra, y Juanma, algo más tranquilo de los follones que padeció en El Cairo se relaja.
Trum trepa por el mástil como un mono y recoge las velas para pasar la noche. Comienzan a preparar la cena; de pronto suena el teléfono. Se produce una conversación en forma de disputa, como siempre en Egipto. Entonces recogen las cosas, despliegan las velas y aprovechando que ha salido un viento formidable para la navegación salimos en plena noche, está vez río arriba. Esto es navegar...El barco surca alegre las aguas, con toda la vela desplegada y henchida de aire caluroso, lienzo hermoso y blanco en la negra noche. Siento el viento en el rostro, oigo el río sonar al abrirnos paso, avanzamos raudos hacia no sé donde bajo las estrellas.
Cuando cenamos Ayman coge el tambor y se pone a cantar hasta que se emociona canciones árabes. Son canciones 
ancestrales que producen sensaciones universales. Llora. Saco la flauta para participar en ese estado de trance y lloran todos y casi me tiran por la borda jajaja. Soñiamos despiertos con los ojos abiertos al firmamento. 

miércoles, 17 de marzo de 2010

EL NILO EN FALUKA

Feliz y contento bajamos por el Nilo en zig-zag buscando un soplo de viento que hinche las velas en las horas centrales de la tarde. Somos en total 9 personas: una filipina, dos japonesas, un chino, una parejita maja de Valencia y dos alemanes sacados de un frenopático y que aun padecen los efectos de la ultima fiesta tecnotrónica en Thailandia. El larguirucho de rostro indefinible, aniñado y femenino pero deformado por las drogas parece una caricatura, ladra y hace ruidos sin venir a cuento. Y es cierto que se ha escapado de un psiquiátrico. Viaja con los 1400 euros de pensión del gobierno alemán y con su único amigo en el mundo...
El capitán se llama Ayman y es un joven de 26 años con un corte en la mejilla a quien no le dejaría la bici para dar una vuelta. Dando muestras ante nosotros de saber manejarse en el mar se arroja de cabeza al agua desde la borda...con el teléfono móvil en el bolsillo. No contento con la proeza repite zambullida algo más tarde como para resarcirse y sacudirse el ridículo. Justo entonces llega una ráfaga de viento que empuja la nave río abajo, Ayman levanta los brazos, nada con ellos, y la nave que se desliza va dejándolo atrás. Casi se queda sin resuello nadando hacia nosotros. Afortunadamente su marinero Trud se hace al timón y vira el barco a su rescate partiéndose de risa. el capitán ya ponía carita de angustia y chapoteaba con los brazos abiertos cuando logró asirse a la borda.
La verdad es que todo esto y las eternas discusiones que mantiene por el otro teléfono demora la partida e intranquilizan lo suyo. Aquí, entre está gente maleada no sabes si ni siquiera la barca es realmente de ellos y temes que todo sea una estafa elaborada de las muchas que aquí se dan con los turistas.
Cuando atardece y el paisaje ribereño se llena de palmeras y algo de ganado Ayman coge un pandero y se pone a cantar en árabe. Entramos en trance absoluto. Los dos temas duran 20 minutos cada uno y resultan ser hipnóticos a más no poder. Es un momento mágico mientras la faluca se desliza en silencio. Después cenamos comida vegetariana a la luz de un candil artesano elaborado con una botella de plástico recortada. Pasadas las 9 de la noche, con las primeras estrellas asomando en el cielo atracamos en una orilla junto a un poblado nubio.
Paseando por el poblado entro en conversación con un anciano muy amable y hospitalario que me invita a visitar su casa y tomar té. Decido ir a buscar a Marta y Juanma para compartir esta experiencia con ellos y en esa casa pasamos una breve velada con esa familia, entre bellas mujeres nubias, que lo son. Recostado en la faluka contemplo las estrellas y por un momento largo e indeterminado en el tiempo ya no me hago más preguntas porque no existen las respuestas.

FILAE

Hoy descanso en una buena cama y me despierto algo más ligero. Salgo a la calle y paro al primer taxi que aparece. El chófer se llama Ali y esta algo salido pero es majo. Solo piensa en ir a España a por mujeres, muchas mujeres. En el embarcadero subo a una barca que me sale cara porque no encuentro a nadie con quien compartirla. En diez minutos estamos en la isla de Isis. El patrón que maneja el timón es un niño de 11 años y quien  a la proa se hace responsable es su abuelo nubio. Tengo tres horas para verlo todo. También este templo ha sido salvado de ser tragado por las aguas afortunadamente. La cultura de esta civilización perdida y rescatada por los arqueólogos cada vez me fascina más. Voy a comprar algún buen libro que me ayude a entender tantos enigmas.
Cruzo a la isla Elefantina y allí me animo a tomar té en una casa nubia donde me proponen un viaje en faluka, la barca de vela tradicional. Pero no me puedo permitir el lujo de pagarla yo solo. Pienso que tendré que desistir de navegar por el Nilo en una travesía de varios días a vela y los cruceros son carisimos, ruidosos y no me seducen un carajo. Hay mas de 800 falukas en Asuan esperando que alguien se suba a ellas.
Pero cuando ya estoy a punto de desistir y agotado de pelear con todos los tipos que me asaltan, en un atracadero de la corniche, un patrón que fuma sobre la cubierta de su barca se pone en contacto con alguien. Cuando se dirige de nuevo a mi me pregunta si estaría disponible en media hora. Le digo que sí, y perdiendo el culo salgo por patas a por la mochila de mi hotel bajo un calor de 45 grados. Regreso con agua y fruta y me encuentro una pequeña pero bella faluka amarrada en el punto de encuentro. Vamos a ser 9 y navegaremos durante dos noches y tres días hasta Kom Ombo. Son 250 libras egipcias incluyendo las comidas.No me importaría hacer todo un mes de navegación si yo pudiera escoger la compañía y al capitán, pero con esto seguro que tengo suficiente y esquivo ir en el tren a Luxor al que a puntito me veía abocado en contra de mi gusto. Me acomodo en la borda y dejando que la brisa infle la vela veo pasar ante mis ojos la ciudad de Asuan que va quedándose atrás con todos los hombres ociosos en las riberas porque mujeres no hay.

sábado, 13 de marzo de 2010

ABU SIMBEL

Para sintonizar con esta cultura egipcia me he traído "Siete años en el Tibet", que le vamos a hacer, siempre al revés... Me pongo en marcha ya recuperado en parte de tanto trajín.  A las 7 de la mañana me subo en un bus que me lleva hacia el Sur, hacia las ruinas de Abu Simbel. Cuando llego hago grupo con dos alemanes y un japonés para que todo nos resulte más barato. Nos cruzamos con los convoyes de turistas que, como en los dibujos animados de "Los autos locos", van en buses y minibuses en auténtica estampida por la carretera desierta levantando polvaredas que estropean el paisaje. Para nuestra sorpresa estamos solos al llegar, ni una sola persona más en este lugar abarrotado en temporada alta; como barridos por Osiris o Cirrosis. Entramos sigilosamente en el templo de Ramses ll y lo gozamos. Todo ese conocimiento perdido en el tiempo es abrumador: la impermanencia de las cosas. El templo de Hator es igualmente impresionante.
El policía arqueológico de la entrada despierta de su letargo y me pide la cámara cuando me ve. Se la entrego dócilmente porque pienso que he cometido una infracción y me la va a confiscar por haber sacado alguna foto prohibida, supongo. Me coge del brazo y me conduce unos pasos hacia dentro del templo hasta ponerme en mitad del pasillo. Me deja allí plantado y va hacia la entrada del templo. De pronto saca de las pesadas puertas una enorme llave dorada. Me lo entrega y me pide que diga whisky. Para mi sorpresa apunta y me saca dos fotos con mi cámara para luego volver a colocar la gran llave en su sitio y entrar de nuevo en su letargo. No me pide nada pero le doy 5 libras egipcias que acepta con una sonrisa.
Es la llave de la vida, la que aparece en todos los jeroglíficos. Me siento poderoso y como aceptado en estadios superiores y divinos...jajaja. Me acomodo luego bajo una imponente estatua a pasar el rato y permanezco quieto en el silencio. Un jubilado yanqui aparece por detrás se asombra al ver que no soy una estatua y señalándome espeta a su señora con voz apagada: "¡A God!".
La ostia.
Estos templos, de los que espero poder publicar unas fotos, fueron descubiertos por casualidad por uno que pasaba por aquí en 1850 y luego salvados por la Unesco y por la T.I.A. de ser engullidos en la década de los setenta por la mayor contención de agua artificial del mundo hasta la fecha, el lago Nasser o presa Nasser. Todo lo descubierto fue transportado piedra a piedra hasta el lugar actual. Colosal.Es tan asombroso el trabajo de traslado y reconstrucción que se hizo que en el futuro se hablará de todo ello como ahora se habla con asombro de las pirámides y de los Peta Zetas.
La vuelta es una tortura calurosa apretujados en un ómnibus local. A la orilla del Nilo cenamos y la comida me sabe buena porque tengo hambre y porque lo está.



viernes, 12 de marzo de 2010

AL KARAJO

Estoy en Egipto y no sé cómo he llegado hasta aquí. Más bien parece que ha sido Asuan y el Fertil y caudaloso Nilo quienes han venido a aparecerseme de pronto, porque el viaje hasta este punto ha sido a través de un gran aturdimiento. Para colmar el vaso me llega en un mensaje una noticia que me abruma todavía más. Mi viaje iniciático comienza con una gran congoja y un dolor profundo. Camino zombi por las calurosas calles de Asua. Los cazaclientes me asaltan pero solo tengo sonrisas para ellos. Aprendo a decir qué no, qué gran enseñanza. Tras las gafas de sol se ocultan ojos húmedos. Entro en el zoco a la hora mas calurosa y encuentro a los comerciantes aturdidos por el calor y la comida; para cuando ellos me ven y despiertan con sus trucos y reclamos ya llegan tarde. Necesito dormir, descansar...bebo agua sin parar. Entro en la catedral ortodoxa copta seducido por el incienso que embriaga la calle. Adentro me uno a los devotos y participo de la misa ancestral que es una larguísima letanía cantada. Como no entiendo ni jota me entretengo en seguir el lento rotar de las aspas blancas de los ventiladores del techo que giran como derviches.
El barbudo mayor oficia de espaldas vestido entero de blanco y tocado de un gorro ceremonial en la cabeza.
Luego camina por entre las filas de bancos arrojando agua bendita y me salpica. Nada pasa, el agua no entra en ebullición; quizá aun tenga salvación. Luego me dan un trozo de pan y espero a ver si viene algo de untar...pero no. Me lo como piadosamente.

Afuera el Nilo mágico amplio, tranquilo y azul se abre paso entre las extensas arenas nutriendo las tierras yermas, la aridez del desierto, los corazones asolados, como un milagro. Veo las hermosas velas desplegadas de las falucas mecidas por la calurosa brisa y los enormes cruceros de pasajeros amarrados a la orilla. Los caza clientes insisten, pegajosos, perseverantes como mis pensamientos. Bajo el sol camino por la corniche sin rumbo.