sábado, 19 de diciembre de 2009

LONDON CALLING

Llego a un Londres sobre el que cae una nieve indecisa. Camino por el Soho intentando esquivar los copos y a los peatones. La gente se gira a verme danzar; desde los ventanales de los cafés rostros con las narices aplanadas en los cristales crean una capa de vaho sobre la superficie y desde allí observan. Las calles desembuchan consumidores que hacen robóticas entradas y salidas en los comercios. Las bocas de metro desenbuchan más a cientos, a miles. Imito la acción de estas hordas para pasar desapercibido y no ser detenido por los vigilantes. Enseguida encuentro coartada en forma de zapatos nuevos y salgo con una bolsa comercial como salvoconducto. Me siento mas confidente conmigo mismo, pero ahora no puedo esquivar la nieve que cae con mayor intensidad. Me conformo con caminar las calles sonámbulas. Enseguida anochece y se iluminan los iconos navideños. Suena la música diseñada para producir estímulos de beneplacencia y aumentar el consumo compulsivo. Me subo al Metro y me embullo en el silencio cómplice de las mentes pensantes en dirección a Brixton. Reconozco las calles, el cine Ritzy, la librería de segunda mano, el sitio barato de comidas, los traficantes callejeros...Entro en el Mango Landin y me alegra un montón ver a Michelle que aun trabaja allí. Charlamos muy contentos de vernos, pero mi certificado no aparece. Es un certificado de pesadillaaaa...Me siento con buena onda y me llegan buenos recuerdos. Veo a Boyd el grafitero con el que tomaba té por las mañanas. Me vuelvo al albergue. No siento la música que antes me atraía. Me siento extraño, como enfermo. La cabeza, la garganta...los sentidos perdidos y débiles entre las calles frías. Siento ganas de volver al hogar de mi casa, de ver a los míos, de leer un libro en una cama que reconozca...Es tiempo de volver.
Meses después descubro que el certificado estaba en mi casa a buen recaudo.

jueves, 17 de diciembre de 2009

ADIOS A LA INDIA

A las 5 de la mañana hace frío junto a la estatua de Lord Shiva y el auto-rickshaw sin aparecer: traición. Por fortuna aparece un taxi que me lleva a Hardwar a tiempo de tomarme un chay calentito con Nana que esta en la sala de espera desde hace media hora. Cuando llega el tren nos vamos a diferentes compartimentos. Veo que de nuevo me han engañado y viajo en el peor asiento cuando ayer le pague al tipo por uno mejor. Nunca aprendes a esquivar la estafa a pequeña escala de este país.El trayecto se hace en silencio. Los viajeros dormitan y de cuando en cuando los vendedores de comida y bebida aparecen con sus bandejas y termos gritando el producto abriéndose camino por los pasillos de los 15 vagones atestados del tren. 
Una vez en Delhi me dejo aconsejar por Nana para quedarme en un hotel de Pahargang que no está mal. Mientras comemos en un restaurante de una azotea con vistas al bazar me cuenta algo de su historia: es bailarina. Antes daba clases en Seul, antes de decidir echarse al monte con la mochila a la espalda. Cuando tenía 3 años se quedó invalida sin motivo aparente. Perdió la movilidad de todo su cuerpo. Los médicos no encontraban solución alguna y los padres terminaron gastándose todo lo que tenían llegando a vender la casa donde vivían. Tras tres años de desesperada e infructuosa búsqueda de un remedio se pusieron en contacto con un medico de medicina oriental que un amigo les presentó y le aplicó a la niña técnicas de acupuntura. Un día su madre amonestó a una vecina harapienta en la casa comunitaria en que ahora tenían que vivir, Nana lo vio y entonces, enojada, hizo un puño con los dedos de la mano...La energía de la rabia algo desbloqueaba.
El medico acupuntor aconsejó que no fuera a un gimnasio a recuperar la atrofia generada. Lo que le aconsejo fue otro tipo de ayuda: la danza. Desde entonces sigue aprendiendo y no para, la verdad. Ahora viaja sin ánimo de regresar a Corea.
Es curioso como la gente se destapa con historias que te amplían el horizonte de los juicios limitantes. El resto del día lo paso callejeando y comprando calzoncillos con bolsillo interior que son una ganga y además muy prácticos para llevar el dinero cuando se viaja en solitario.
Por la mañana llueve y el taxi que me lleva al aeropuerto esquiva con pericia los atascos. Me subo a un avión que pasaba por allí y navego por el espacio hacia Europa, sin gripe A, ni cagalera B. La India me ha gustado un poco más de lo que pensaba; quien sabe...quizás regrese.


miércoles, 16 de diciembre de 2009

Hacia Delhi

Hay un tipo en correos que cose el paquete postal con una loneta blanca e hilo grueso. Dentro van 19 Kilos de mercaderías y libros. Algunas cosas las he comprado con la ayuda de Edu y Eider, una parejita de habituales viajeros en la India. Por la mañana les encuentro a la entrada del ashram de los Beatles que ahora es un parque natural de 2 kms cuadrados y al que se accede pagando 50 rupias o gratis saltando una tapia, aunque hay merodeadores encargados de que eso no suceda. La experiencia adentro es fabulosa; los edificios permanecen en pie, abandonados y rodeados de jungla con arboles inmensos, pero con un orden y una cuidada red de caminos. Entramos a fisgar por todos lados y encontramos las cuatro casitas de los Beatles con los números 8,9,10 y 11 entre un total de 84 de esos edificios siderales. Consisten en dos pequeñas plantas circulares acabadas en forma de huevo con un aseo. Es un lugar muy recomendable para ir y pasar el día con un libro y comida. Un indio culto que vive aquí asegura que conoció a los Beatles cuando estuvieron. Nos hace de guía.






Luego voy a Ramana's Garden porque me han pedido que lleve a España las postales que los niños escriben a sus padrinos pero desafortunadamente no están preparadas aun y lamento no poder hacer esa pequeña labor. De paso hablo con Ángeles que me anima a que vuelva en Febrero. Lo difícil va a ser encontrar billete porque se celebra la "Kumba Mela" y vienen la friolera de 50 millones de indios a estos lugares sagrados durante los 3 meses que dura. Un caos...ya se verá qué se anda...
Ceno con Nana la coreana y con Marta la catalana. Mañana quedo con Nana para ir juntos a Delhi. Tengo el tiempo justo para ordenar el equipaje y ha
cer las compritas de última hora. La camisa y la 



chaqueta qué me hace el sastre están listas a tiempo.
No siento nada en especial sabiendo que me vuelvo. Solo espero que los vuelos salgan sin demoras ni problemas inesperados. Todo esta en orden. Rishikesh, ahí te quedas majooooo, por otros tantos miles de años...o solo unos pocos.

viernes, 4 de diciembre de 2009

SOY RUSO

¡Vaya por Dios! Un tipo sentado en la esterilla de al lado se me acerca y me empieza a soltar una parrafada en ruso. Le digo que no entiendo nada de ruso y entonces pone cara de apopléjico. Me cuenta que es húngaro y que vive en Munich, al igual que Dori. Y parece ser que por ahí se comenta que yo soy ruso y que no hablo una palabra de inglés, porque no hablo con nadie. ¡Flipo! Ahora miro los días de atrás y siento sensaciones raras, distorsionadas por la influencia de ese comentario sobre mi identidad. ¿Se me estará disolviendo el "ego" y estaré adoptando uno nuevo? ¿Desde hace cuánto que soy ruso? ¿Hago cosas y actúo como los rusos? ¿Será por todo el vodka que me bebí en el pasado que tiene efectos en el hígado y en el Karma? Y, si soy ruso... ¿de dónde de Rusia? ¿De Siberia, de Vladivostok, de los Urales, de la mafia? Ahora no sé qué hacer; si fuera Mortadelo me disfrazaría de botella de Tío Pepe para que se viera de dónde soy, pero no es el caso. Cuando la clase termina el tipo húngaro se ha esfumado. Debe de ser un agente, no sé de qué exactamente todavía, de trafico quiza. Un agente doble, un agente naranja, una gente estupenda. No pienso cogerle nada ni oírle lo que dice cuando se me acerque en su último estertor; eso siempre trae problemas. Que le den, por húngaro. Ahora sospecho hasta que las vacas esconden cámaras ocultas tras esos ojos enormes. El profe de yoga me resulta un impostor y tras sus enormes barbas postizas del Punjab veo que se oculta un prófugo de Alcobendas insumiso del servicio militar. Casualmente esta mañana me he tropezado con una rusa que hacía un curso en Mc Leod Ganj: la conexión rusa. Bueno, eso y qué me he comprado un enorme catalejo con el que me paso el día fisgando...todo concuerda. Solo resta que me desenvuelva en un idioma cifrado. Voy a recitar el himno del Atlhetic mezclado con algo de sánscrito lleno de ruido y de furia...eso hablaré



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HOLY GANGA

Con la gente del retiro nos vamos de "rafting". Vamos dos niñas españolas, tres "kiwis" neozelandesas maoris muy simpáticas, un inglés y un italiano. Nos ponemos el chaleco, agarramos la pala y adentro. El guía me coloca en la proa que es más divertido pero que te comes todo el marrón de las aguas bravas y a mi lado Marco el italiano, que con 30 años ya tiene 4 hijos de tres madres diferentes y que vive en las Alpujarras, en Granada en la comunidad "Beneficio". Me cuenta cosas interesantes de cómo se vive allí. No parece que conozcan los condones. Trabaja el cuero y también vende inciensos. Ha llegado a la India por tierra, de bus en bus pero en Turquía se tuvo que subir en avión por no sé que problema de Paquistán. Me da consejos sobre como llevar un burro para cuando me vaya con uno de aventura caminera y de pronto llegan los primeros rápidos. El guía nos aconseja un chapuzón y sin pensármelo dos veces me tiro a las aguas sagradas y purificadoras. El agua esta fría, helada mis pecados se congelan de frió mientras la corriente me lleva. El primer tramo es emocionante y los que no se tiraron acaban igualmente empapados. Mas adelante me lanzo a la corriente a hacer "body surfing" con el chaleco salvavidas puesto; el inglés se aventura y me sigue. Empieza a dar gritos como si estuvieran cociéndole vivo en agua hirviente. Pienso que esta vacilando, pero no. Cuando sube con nuestra ayuda a la balsa esta tiritando encogido como un pollo y sin poder moverse, agarrotado; las piernas tiesas, la boca temblando , los ojos espantados. El guía le deja su impermeable. Llega la segunda tanda de rápidos y damos un bote en el aire que me deja sentado en mitad de la barca. Ufff!! podía haber sido fuera. Marco y yo vemos el ojo de un remolino inmenso. Cuando no s acercamos vemos en el fondo la tierra removerse y oímos los aullidos de las almas en pena del infierno -"líbranos del mal". A la altura de Pool Chatti nos metemos remando a toda leche en el rápido más potente, lleno de sifones, saltos, crestas blancas, contraolas y recorcovones. Empecinamos la garrincha y saltamos la revuelta con blasfemia. Pasado el tragadero y el achuchón vertiginoso nos deslizamos río abajo sorteando la sombra que cae a un lado del río para calentar al que ingles sigue en la balsa. En la otra orilla arde un cadáver vestido de negro sobre una pira funeraria construida con maderos y leños. Treinta solemnes hombres sentados sobre las piedras nos ven pasar. Llegamos a Laxman Jula y corriendo nos vamos a dar una ducha de agua hirviendo. El ingles que se parece a Nicolas Cage está da tanta pena que



un pobre le da una limosna.

POOL CHATTI ASHRAM

Un jeep Mahindra como los de juguete pero de verdad, como le gustan a mi amigo Rafa Guimón para darles golpes con la llave inglesa y hacerles inventos con rosca y fundición, me conduce río arriba en una alocada carrera a bocinazos sin motivo dando saltos y contracurvas en las rectas. A los 5 Kms Ganges arriba frenamos y bajo la mochila para entrar en reclusión voluntaria una semana. El sitio se llama Pool Chatti y está rodeado de cuidados jardines ayurvedicos e inmensa arboleda. Las habitaciones son espartanas y los edificios que conforman el ashram no destacan por ningún particular, eso sí, muy tranquilo. Somos 28 inscritos que aceptamos la disciplina de levantarnos antes del amanecer y limpiarnos las narices metiendo por los orificios una "lota" por la que sale agua templada con sal, primero por un orificio, y luego por el otro. Meditación, asanas de yoga, paseos y comidas, todo en silencio hasta después de la comida principal que te sirven en una bandeja que tienes en propiedad durante toda la semana. Lo que comemos consiste invariablemente en lentejas, verduras, arroz y chapati. Todas las noches se enciende una hoguera y allí quien quiere se pone a cantar o a tocar instrumentos que hagan ruido: timbales, panderetas... La maestra o guru se llama Lalita y se parece a Yogananda, el de autobiografía de un yogui. Es maja y sencilla; le ayudan dos asistentas suecas; y luego hay por ahí un swami representativo que no hace otra cosa que leer el periódico al sol y soplar una caracola junto al pequeño templo a la hora del "aarti". La convivencia es tranquila y la gente maja salvo quizás un hijo de Spielberg que se llama West y que aun no sabe que pinta aquí, cree que esto es lo típico del país que uno ha de hacer, como ir a Pamplona y correr el Sanfermin. Está perdidisimo tan lejos de Winconsin y no hay quien le entienda cuando habla. También ronda una señora australiana con afán de protagonista a la que atraigo como un imán por donde quiera que me mueva. Las clases de asanas no son muy allá pero tienen mucho curro y se trabaja el pranayama: a mi me gustan. El otro día tuvimos yoga de la risa Tía Felisa. Me ha vuelto el resfriado, mi habitación es un congelador 5 estrellas. Al lado tenemos la playita y los rápidos del Ganges. Todos los días bajan balsas neumáticas cargadas de intrépidos palistas soltando adrenalina. En la última noche se enciende una gran hoguera en la playa, se baila y se canta. West, con su visera de Star Wars, nos mira a través de las gafas. Relumbra su rostro impertérrito al fuego.Cuando se lo cuente a sus amigos de Wisconsin no se lo van ale creer. Helter Skelter...