sábado, 20 de marzo de 2010

KARNAK Y AFEITADO

Hoy es mi cumple y para celebrarlo me voy andando a Karnak que esta a 3 kms. Hay un paseo con 1500 esfinges que se está desenterrando y que comunica con Luxor, pero no voy a esperar a que acaben de demoler edificios y desenterrar cosas. Me voy por la corniche viendo barcos. Cuando llego me encuentro un lugar colosal en tamaño. Me dan ganas de tragarme y volver a ver todas las superproducciones de Hollywood con la E. Taylor de Cleopatra para empaparme de toda esa fastuosidad. Qué gente estos Egipcios. Los niños que vienen por aquí de excursión escolar solo quieren tomarse fotos conmigo y pasan mucho de los profes.
Al volver me detengo en una barbería y me hago un homenaje. Ya me hacía falta. Hoy no sé que pasa que anda toda la ciudadanía postrándose y haciendo genuflexiones por las calles mirando a la meca. Son cientos de hombres, y de los altavoces, que suenan como alarmas antiaereas, llegan las soflamas o los cánticos o las oraciones de las mezquitas. Mientras me pasa el barbero la navaja por el cuello voy tragando saliva para que no se inicie de pronto una llamada a la yihad y me rebanen el gaznate espumajeado pasando a ser la primera victima occidental de una revuelta mundial. Me agarro a la silla presto a saltar corriendo y escapar con la toalla anudada si hace falta. Pero lo único que pasa es que el barbero me estafa unas libras de mas por un servicio asombroso y que consiste en pellizcarme pelos de las orejas, la nariz y las mejillas con un hilo que sujeta entre los dientes y el carrete con la mano, como haciendo un triangulo trampa que se tensa y que te arranca los pelillos a una velocidad y con una destreza increíbles.
Pago la entrada cara de 80 libras al Museo de Luxor y me merece la pena. Estos egipcios...¡jo!
Cuando vuelvo al Hotel Fontana encuentro la agradable sorpresa de que han decorado el comedor con globos y guirnaldas para celebrar el cumpleaños: qué amables, qué gentiles; estoy que me emociono. Pero veo que no es por el mio. Todo está lleno de niños gritones con la cara manchada de tarta que corren como locos ya que el homenajeado resulta ser el hijo del jefe que cumple 9 años. Aun así,  siento indirectamente la coincidencia compartida y mi alegría además se ve colmada cuando más tarde, leo en el correo tantas y tantas muestras de cariño que me llegan hasta por telepatía. Gracias a todos, de verdad.

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