miércoles, 18 de marzo de 2009

BUENOS AIRES

El primer día lo pasamos de compras en una zona bulliciosa llamada Once, donde las calles se ven atiborradas de comercios agrupados en rubros. sin ofrecer mayor interés, pero donde se puede palpar el pulso de la ciudad y el tráfico ruidoso. De vuelta cenamos en un vegetariano de la calle Borges, juntito al piso de Juan que es un paraíso en cuanto a cantidad, variedad y precio. Nunca he comido tanto y tan bien. Todos los días volveré. Y me acerco caminando al cine para ver una peli subtitulada que no daba mucho de si.
Me atrevo con el subte y me dirijo a Catedral; al bajar por la Casa Rosada y La Plaza de las Madres de Mayo, diviso entre edificios una grua. Magnetizado por su presencia me voy a su encuentro y doy con la zona de Puerto Maderos; una zona muy hermosa de almacenes portuarios diseñados por ingenieros ingleses usando el ladrillo rojo tan habitual de Gran Bretaña. Hay numerosa grúas a los lados del canal y dos buques museos que merece la pena visitar. Un esbelto puente diseñado por Calatrava cruza ambas orillas con su perfíl estilizado de blanco impoluto, como una gaviota; ligero y alado. Se llama Puente de la Mujer.
Hay una exposición de fotografía en el espacio urbano de gran formato. La misma que vi en Granada el año pasado. Paso todo el día por aquí y al día siguiente quedo con Yoli y Juan en este mismo lugar tras pasar la mañana en el barrio de La Boca.
La oficina de turismo esta dentro de una grúa naranja. La directora se llama Shila Petroni. Le comento que me gusta sacar foto de grúas y me cuenta una asombrosa historia sobre un tipo que apareció por allí una mañana:

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