sábado, 19 de febrero de 2011

HAMPI- HYDERABAD

Salgo de Hampi en un autobús suicida de 13 rupias la tirada hacia Hospet para coger el tren... En una curva desenfrenada sale disparada mi mochila por la puerta del conductor: ha preferido apearse por su cuenta que seguir este trote infernal. El bus se detiene y la recojo 50 metros mas atrás dolorida y polvorienta. Afortunadamente no llevaba cámara ni computer, ni figurita de Lladro. Le calmo los humos al chófer recurriendo a decirle que soy de San Ignacio, y surte algo de efecto, aunque sospecho que es por mi mirada furibunda.
En la estación sale el tren a tiempo, pero mas de cien pasajeros siguen llegando y están intentando subirse como buenamente pueden a los vagones: señoras torpes envueltas en saris, ágiles enclenques, familias con niños, personas con bultos de tamaño descomunal, ciegos sin lazarillo...Y por el medio dos polis estorbando a todo el mundo sin decidirse a ayudarlos o a detenerlos. El tren aminora la marcha piadosamente y al final todo sale casi bien.
Me toca asiento y ventanilla con un joven finlandes. El paisaje es bastante coñazo. Llegamos a Gukarnal y allí desenganchan nuestros vagones del resto del convoy. 15 vagones parten sin nosotros que tenemos que esperar 5 horas en esta estúpida estación sin saber porqué. Nadie nos avisó de esto en la agencia donde compramos los billetes. Y en el pueblo no hay nada que hacer. Será que tienen que inflar las ruedas.
Una bella joven con ese encanto afrancesado de Quebec, con la ventaja de ser canadiense, saca el violín de su funda y nos viola a todos con exquisita música hindú. Un joven ruso atolondrado con aspecto de vagabundo, una inglesa blanca como la leche envuelta en telas y muy chillona, y el joven finlandes formamos el grupo "guiri" del tren. A las 10 de la noche salimos con las ruedas infladas y ya podemos dormir en las literas hasta las 5 de la mañana. Cuando llegamos a Hyderabad aun es de noche y cada cual toma su rumbo perdiéndose entre las sombras y el tumulto del desembarco. Las luces proyectadas por los rickshaws que esperan anhelantes el primer jornal del día  o el último de la noche...son la únicas que iluminan las tinieblas...uuuhhh!!!

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