viernes, 30 de abril de 2010

EN RUTA POR LAS RUTAS-CAPADOCIA

RUTA DÍA 1.Vuelvo a madrugar para repetir el espectáculo del los globos. Desde el dormitorio del tejado tengo las mejores vistas posibles. El dormitorio es una estupenda sala para practicar yoga; suelos, paredes y altos techos de madera; ventanales inmensos en todo el derredor. Capacidad para 25 personas tumbadas en esteras de ejercicio; aunque ahora solo estamos ocupándolo dos o tres huéspedes  a lo más.
Salgo de ruta con Muriel, una francesa viajera de Toulouse, hacia el Valle de Zemi. La caminata es preciosa, de las que a mi me gustan. Seguimos el curso de un riachuelo hacia su nacimiento y muchas veces tiramos la moneda al aire para decidir por dónde hay que seguir. Plantas, pájaros rocas inverosímiles, horadadas por el hombre algunas. ¡Soberbio! Al final no llegamos al famoso valle porque nos hemos perdido, pero encontramos lugares fantásticos a cambio. Y por último, subiendo a lo alto de unas peñas, divisamos Uchisar con sus mil agujeros y su castillo en la cima. Cruzamos campos a través después de 5 horas y media entre estas cordilleras que parecen un puré de patatas o un chantilly  muy decorativo.
En la carretera hay un emporio de joyas que trabaja con grupos de turistas. Ardam que lleva trabajando aquí desde los 9 años nos muestra las piezas. Pero más curioso nos parece una escombrera donde arrojan los bloques sobrantes para luego hacer ceniceros y cosas mas baratas. Rebuscamos y Ardan nos explica cómo para encontrar el onix hay que trabajar con maquinaria pesada entre los 60 metros y los 140 de profundidad. Hay 21 gamas de colores y el más apreciado de todos es el negro.
Caminamos por la carretera y encontramos decenas de naranjas que se le han caído a un camión. ¡Qué regalo más adecuado en estos momentos!

RUTA DÍA 2. Esta vez me voy de ruta con Spotty, un perro pointer de caza moteado en blanco y negro. Es muy leal y me sigue al lado durante las 5 horas de montes fantásticos peinados por el viento y tallados por la lluvia. Vamos al Valle Rosa y al Valle Rojo. Me lo paso "pipa". Estas son las rutas que me encantan, divertidisimas, llenas de agujeros, extrañas formaciones, sendas y sendas, vistas panorámicas, aventura, recodos...
Tampoco puedo llegar al Valle Rojo porque un enorme pedrusco impide a Spotty trepar. Por lo demás el perro aguanta el tipo y se aventura por todos lados; casi es tan fisgón como yo. Me encuentro a una pareja muy simpática .. y resulta que los conozco de Jordania. Él es canadiense y se llama Len y Michaela es austriaca. Ya coincidí con ellos en el "Crac deux Chevalieurs", en Siria. Mañana se vienen a mi hostal porque les encanta. Cuando llegamos al Hostal me informan que el perro tiene 14 años; ¡¡¡guau!!!! Muriel se va a Estambul y yo me voy a oír el disco que me graban unos hermanos músicos en el ciber al que suelo entrar a oírles tocar el "saz", una especie de laúd de 4 cuerdas y el pandero "bendir".
Ceno de maravilla en un restaurante de Goreme porque el dueño me ve escribir el diario y piensa que soy de la "So Lonely". Me invita a un té y me regala un libro de Capadocia en español muy bonito; me colma de atenciones aunque yo le explico que solo soy el candidato a un concurso de reporteros por Internet  Tiene él más confianza en mi que yo mismo, ¡jajaja!

CAPADOCIA

EL PAÍS DE LOS CABALLOS BELLOS
Nadie me lo había contado pero al despertarme súbitamente a las 7 de la mañana miro por la ventana del dormitorio y...globos aerostáticos suspendidos en el aire entre una bruma fantasmal. Me froto los ojos porque me creo estar soñando, pero no; hay están como burbujas, como medusas en un mar de fantasía. Se elevan muy despacito y, como la mañana resulta ser lloviznosa veo a unos desaparecer entre la niebla mientrás otros surgen súbitamente llenos de colores, de franjas, rombos, tiras y magnificos diseños. Veo el fuego de los calentadores y a las barquillas con los diminutos pasajeros. Cuento hasta 23 pero luego me entero que hay 45.
Flotan por este paisaje de cuento entre las "chimeneas de las hadas" y oigo desde la cama, como si se tratara del aliento de dragones, el soplido del fuego. No me hace falta el catalejo, están cerquisima. Vuelan por encima del tejado. ¡Que maravilla!
Por encima de los pinaculos y los peñascos horadados: la realidad supera a toda fantasía.
Volar en uno cuesta 150 dolares, una fortuna. Hay que traer un Zeppelin para abaratar costes y que todos podamos acceder a esta gozada de experiencia. Una familia con dos niños no se lo puede permitir.
Termino de despertar del todo y bajo a desayunar. Ayer llegué en un tren diurno que recorrió desde Dyarbakir 15 horas de paisaje turco maravilloso sentado en primera, y por solo 17 liras turcas que son 8 euros. Lo preferí al bus que tardaba 5 horas menos y costaba 45 liras turcas. ¡Viva el tren! Me abrigo que refresca y llovizna.

lunes, 26 de abril de 2010

SAH MARAN


Había una vez en la tierra de Diyarbakir un buen hombre llamado Hasan que vivía cerca del río Dicie Nehri o río Tigris. Caminaba un día por la orilla alejándose en un largo paseo cuando de pronto se encontró con una bella mujer. Hablaron como si se conociesen de siempre y al poco cayo rendidamente enamorado. Todos los días iba a visitarla y todos los días se la encontraba entre las piedras rodeada de unas plantas que solo permitían mostrar su hermosa cabeza y la parte alta de su torso. En su cuello cargado de collares de piedras preciosas relucía en el centro un gran corazón de rubí. Hasan ardía en deseos de ver el resto de su cuerpo pero no lograba comprender porque ella no lo mostraba. Los días iban pasando de este modo mientras el amor entre ambos crecía cada vez más. Pero Hasan no podía contentarse solo con ver el agradable rostro de su amada. La curiosidad y el deseo le podían; así que comenzó a insistir de modo más perentorio y exigente para que ella se lo mostrase.
Por fin llegó un día en que, por temor a perderle, Sah Maran accedió a mostrarse por completo, tal y como era, pero con la condición de que habría de continuar amándola fuera lo que fuera que viese. Entonces se movió de entre las piedras y las plantas que la ocultaban y se 
descubrió ante Hasan.
Lo que Hasan vio para su espanto fue el largo y redondo cuerpo de una serpiente anaconda cuya cola terminaba en una gran cabeza de serpiente. Por su cuerpo se arrastraban otras seis cabezas de serpiente más pequeñas. Demudado de horror por ver lo que su amada ocultaba salio corriendo y se encerró en su casa. Pasaron los días y las semanas y Hasan seguía espantado. Pero, por encima de su espanto y a pesar de todo se sentía aun enamorado. Como no sabia lo que hacer y estaba tan confundido fue a ver al "hombre piadoso" y le contó todo lo que pasaba. Este hombre sabio le escuchó con calma y al acabar le dio un consejo con el que se ganaría a su amada volviéndola a su estado humano. Tenia que volver a verla y llevar un cuchillo oculto entre sus ropas, para que cuando Sah Maran se distrajera un momento aprovechara y cortara una cualquiera de las seis pequeñas cabezas que culebreaban por su cuerpo. Entonces toda ella se volvería mujer y podrían completar su amor.
Hasan no perdió el tiempo y se puso en camino por la orilla del río llevando oculto un cuchillo en su chilaba. En el mismo lugar de siempre se la volvió a encontrar. Sentía su corazón palpitar, la amaba sin ninguna duda. Ella, cuando le vio llegar sintió la esperanza de ser feliz y de recuperar su amor. Entablaron conversación de nuevo y ella le dio a entender que no estaba en su mano el poder cambiar la naturaleza que Dios le había dado; agachó la cabeza. Entonces, en ese momento, sacando el cuchillo de entre sus ropas, Hasan cercenó de un movimiento rápido la cabeza de la pequeña serpiente que tenia más cercana. Arrojó el cuchillo al Tigris y esperó a que sucediera el cambio predicho y Sah Maran se tornara por completo en humana. Sin embargo lo que sucedió fue que Sah Maran se torno toda ella una enorme serpiente y se lo comió, al pobre tonto de Hasan...jajajaja. qué no; ahora sigo que me tengo que ir a cenar...Acabó el cuento como tu quieras que acabe.

DIYARBAKIR


Por fin me entero que lo que me pasa con Internet: se debe a que hay dos letras "i" en el teclado y todos mis vínculos tienen esa letrita que yo mal escribía. Pero sigue sin haber acento ni "enie". Ya me siento en el ciber-espacio y subo con éxito el vídeo y la foto del concurso a reportero. Me encuentro muy satisfecho por ser la primera grabación que hago con mi sencilla cámara de fotos; ni sabia cómo se usaba, de hecho.
Si en Urfa la gente flipaba con el "touristi", aquí salen a por ti. Me invitan a té en la sastrería mientras veo trajes tradicionales kurdos; a zumos en el restaurante donde ojeo el menú sin quedarme a tomar nada; una niña me da su caramelo de fresa que no acepto. Hay fresas en un carro cargado de frutas; pistachos en una tiendita de frutos secos y especias. Los obreros que excavan en la muralla de la ciudad me ofrecen comida y té sobre la hierba con ellos; tabaco que no fumo en un cafe; otro té con un profesor retirado muy ameno; un c.d de musica me dan en el ciber...Voy a entrar a una joyería a ver que pasa...
Tenia pensado estarme dos días en la capital de los kurdos y ya van cinco, y eso que no es ninguna maravilla. Pero su gran tesoro no reside en ruinas o palacios: son sus gentes maravillosas y hospitalarias como nunca he visto hasta ahora. Salir a pasar el día y caminar sin rumbo te traerá con certeza abundantes sorpresas humanas. Hay que dedicarle tiempo a esto de conversar y dejarse preguntar y ser parado y convidado y sonreído; aceptar apretones de manos e invitaciones con enormes y francas sonrisas.
Los ancianos son muy atractivos aquí. Visten con corrección elegantes trajes de chaqueta, chaleco y camisa atildada bien por dentro; pantalones a juego de tipo"cagón" que les cuelgan bajo la entrepierna y zapatos oscuros y lustrosos. En la cabeza una boina de lana y en los ojos, muchas veces azules y profundos, brillo y orgullo. Son altos y fornidos y me asombra ver sus manos fuertes de trabajar en los campos. Son muy longevos y poco achacosos; cosa que no entiendo viendo como la gente fuma en este país.
Desde los conflictos en los años 90 entre el gobierno y el movimiento kurdo del P.K.K ya no viene nadie. El movimiento migratorio de los turistas se ha desviado por temor a que algo les pase y cuando te ven entre las calles es como quien ve una nube cargada de lluvia llegar a un desierto como avanzadila de otras grandes nubes por las que tanto se ha rezado y suspirado. El maná del turismo que ya no llega.
Esto es Mesopotamia; en la escuela nunca lo ubique, así que, por fin me entero de donde está: entre el río Eúfrates y el Tigris. Eso es lo que significa exactamente la palabrita: entre dos rios. Mesopotamia. Hipopótamo no se qué significa aun.
El río Tigris es aquí un río anodino sin ninguna gracia ni "epopeya" que contar. Me doy la vuelta y conozco en un café a un buen tipo melenudo y fiero como un tigris mesopotámico. Se llama Huseyn Diril y me sienta a tomar una tetera en su tienda de antigüedades y plata mientras su hermano Emin trabaja un collar de turquesas y plata concentradamente. Charlamos de mujeres y de la vida. 

En ningún momento me presiona a comprar y me siento como con un gran amigo. Le doy unos consejos sobre como incrementar las ventas trayendo "turisti"en guias de viajes y por Internet y me gustaría que le resultase, porque son buena gente. Llevan en el negocio 120 años, me dice. Veo a su padre y me asombro con su longevidad y lozanía. Voy a volver a fumar a ver si así... Está en la segunda planta a la izquierda en el Hasanpasa, bonito y céntrico palacio con un patio interior lleno de sillas y mesas rodeado de cafés y tiendas. Hay un plato con una figura pintada de serpiente-mujer en su tienda que me hechiza y le pregunto; entonces ... va y me regala con una bella historia que le contó su abuelo: la historia de "Sah Maran", y que ahora os cuento yo.
Termino yendo a oír música kurda en directo con Mehmet, un amigo de Husein a un garito "Renguin café" donde hoy solo esta el dueño y un grupo de erasmus rumanos: Tibi, Andrei, Anna y Noemi. Nos sentamos juntos y me invitan a la comida y el té. Tibi tiene a se hermana currando en una pizzeria de Laredo; su madre es de Bilbao. ¡vaya tu!
El dueño está un poco loco. Le veo comerse un bocadillo de guindillas; unas guindillas con un gran plato de yogur, y luego más guindillas en una sopa de lentejas; y a cada una eleva la voz se da unos golpes en el pecho y grita: "kurdis kurdis".


TURQUIA-URFA



Estoy sin pegar ojo pero encantado de haber llegado a Urfa, en la zona kurda de Turquia. Lo primero que hago es ir a un ciber para subir el vídeo del concurso en Youtube; pero si en Siria era la censura aquí no sé que diablos es: imposible; no puedo entrar a nada y los turcos si. Se trata de un complot. Me da por pensar que la han tomado conmigo quien sea y que lo siguiente es que me van a anular las tarjetas y mi identidad y que mi familia no me va a reconocer, como en las pelis. Buscaré cobijo en Chiguagua.
Voy caminando calle abajo y la gente se vuelve al verme pasar " touristi " oigo a mis espaldas como si no fuera evidente con las pintas que llevo. Nadie habla inglés pero todos quieren charla ¡que majos! Me van invitando dos veces a tomar té hasta que llego a un hermoso parque con...hierba!!! Me descalzo de inmediato y siento las briznas y el frescor...que gozada tras tantas semanas de arena y piedras.
Urfa tambien se llamaba Edessa en otros tiempos y aquí, en este lugar llamado Golbasi, nació el profeta Abraham en una cueva a la que se viene a peregrinar; y Elias tambien anduvo por aquí. Hay unos estanques largos y rectangulares entre la mezquita, la madrasa, el palacio y la cueva. Arriba, la Ciudadela fortificada. Hay cafés con sillas y mesas, puestos de helados,  y como hoy es el día en que Mahoma nació está todo muy animado: las mujeres visten lindos pañuelos de colores en la cabeza y vestidos hilados en oro que brillan al sol.
Las carpas de los estanques rectangulares asoman las bocas a la superficie para comer de lo que les echan apretujándose voraces. Me pregunto que pasará si les echas Peta Zetas...con este pensamiento me he ganado un poquillo de infierno porque son sagradas y quien coma una se quedará ciego: reza la tradición.
Un " Slum Dog Millionaire" se sienta a mi lado y comienza a narrar de memoria y de carrerilla con su leve vocecilla la vida y milagros de los profetas y como se fundó la ciudad y como pasó el arca de Noe por allí con todos los bichos... supongo. Esto le ha llevado más de cinco minutos y al final tiene que coger aire para recuperarse. Tiene 6 años y no entiende que no le entienda y con esa libertad que da la ignorancia a veces pasamos un buen rato jugando con el catalejo. Luego se lo apropia un señor mayor abusón que hace lo mismo que hacía el niño: mirar por los dos lados y sorprenderse.
Un tipo me para, habla buen ingles, charlamos y caminamos juntos. Va repartiendo muy amablemente hojas a la gente. Muchos le conocen e intercambian breves conversaciones. Viste un traje elegante aunque algo viejo y se le ven buenas maneras. Es escritor y lo que reparte en las hojas es su última poesía dedicada a Mahoma. Está adscrito al circulo de escritores turcos. En su casa- despacho tomamos té y me habla de su vida y de las zancadillas por ser de izquierdas en este país. Ha dado conferencias ante personajes relevantes y escrito seis libros: se llama Hanifi Dusmez y no puedo evitar reírme por dentro mientras le oigo porque es igualito a mi mejor amigo de la infancia: Martín Poderos. Me descojono viéndo a mi amigo de la infancia interpreter tan bien este papel de escritor turco, animoso siempre ante el fracaso y las dificultades. Me regala sus últimos escritos en dos hojas. Que buen tipo, ¡si señor!
Los únicos " turisti" aquí en Urfa están en mi hotel: ella es catalana y trabaja en una editorial que publica en catalán a Husseih Hoseinni, o como se escriba: él que ha escrito "Cometas en el Cielo" y "Mil Soles esplendidos" pero su gran éxito editorial es " Sitios secretos para coger setas en Cataluña". ¡Flipo!
Cenar en Urfa en las casas palacios y oír a los músicos es un deber porque además de la música folclórica en directo también se baila. Lo intentan conmigo un grupo de muchachos pero estoy lleno...de cansancio y emociones.


jueves, 22 de abril de 2010

HAMMA Y LAS NORİAS


De Alepo me voy a Hamma, famoso por sus norias de madera y por nada más. El hotel Riad es conveniente y limpio. Comparto habitación con otros tres que no roncan






, creo. Aprovecho para irme a una excursión,¡biénnn!; al castillo mejor conservado de los cruzados: el imponente ''Crac deux Chevaliers''. Resulta muy divertida la visita ya que se está rodando algo sobre Cleopatra y por aquí hay unos romanos que andan holgazaneando tirados por las murallas a la sombra con aspecto de cualquier cosa menos de luchar. Las ropas y decorados son de función de instituto. En el grupo de 4 que somos viene una pareja entrañable de Madrid: Margarıta y Pedro. Son pareja desde los 17 años y, aun ahora, con 62 años se cogen de la mano y mantienen las ilusiones intactas planeando su ansiado viaje a la India en Octubre, a pesar de algunos achaques que padecen. Qué bonito y tierno es verlos así. Lo paso muy bien. Como un chiquillo en una de aventuras.

Hay un bus nocturno a Turquía esta misma noche. Qué fastidio, ya he pagado la habitación. Da igual, esta es la mía, ya toca salir. Cada vez más hacia Oriente. Hago la mochila y vuelvo a ver en ella las aletas, las gafas y el tubo de bucear. Cargo con ese absurdo karma desde España y no dejo de renegar por el peso y el bulto que supone, aunque soy incapaz de desprenderme de ello. A través de los desiertos de Siria y Jordania y de ese extraño mar salado que es el Mar Muerto donde no es posible sumergir ni la oreja. Ridículo. Absurdo.
A medianoche subo con Bob, un İngles retirado que viaja, que vive así por el mundo desde hace años, al autobús.  Cruzamos la frontera de noche cuando todo parece más cinematográfico y acojonante. Uno no las tiene todas consigo en estos sitios. Los agentes que no hablan ingles, como en España, miran tus documentos en silencio, los abandonan a un lado y atienden a otros. Pagas por salir y pagas por entrar; ambas veces más de lo debido, y no se te ocurra decir nada: aquí no eres nadie en tierra de nadie. Te mandan a sitios alejados a por una visa y te pierdes porque todo esta en árabe, son las tres de la noche y no hay a quien preguntar. Los autobuses se mueven. El tuyo ya no está cuando regresas de la odisea de la visa. Luego lo ves y respiras aliviado. Te subes y quieres que arranque ya de una vez por todas y abandone este lugar donde tu destino no es tu destino. Duermes con la cabeza colgando a un lado y sientes ese dolor de cuello pero te alegras porque sabes que ese cuello todavía es tuyo. Adios amable Siria.

miércoles, 21 de abril de 2010

ALI BABA EN ALEPO


Sacudo mis huesos a las 6 de la mañana para tomar el tren a Alepo. El recepcionista que me dejó tirado anoche en la calle más de una hora mientras yo llamaba inútil y desesperadamente al timbre sigue roncando igual bajo el cristal de la oficina, como un tronco. No me lo puedo creer: estoy tirando el hotel abajo porque voy a perder mi tren. Pero consigo que resucite y me abra para ''in extremis'' llegar a tiempo de subir al vagón. El paisaje es anodino pero los trenes tienen ese encanto especial que hace que incluso parado en cocheras uno sea feliz.
Cuando llego a Alepo me esperan unos cuantos rufianes: son los taxistas de Ali Baba, un hotel de las afueras que les tiene comprados. Como auténticos bandidos intentan raptarte para llevarte allí y ganarse la comisión. Muerden. Pero aparece el tipo bueno de la película en su coche amarillo y me rescata. Siento las dentelladas en el culo rasgando los calzones mientras subo al taxi salvador. El hotelucho al que llego tiene encanto pero el gerente tuvo la poca cortesía de echar a Claire, la americana que conocí en la azotea de Damasco por querer socializar demasiado con ella con unas cervezas en la azotea donde se duerme. Según ella me contó el tipo es un ''ashole''. Y vengo a comprobarlo por mi mismo: cierto es.
Aquí duermo en un balcón. Esto es la monda, me encanta el largo y estrecho balcón cerrado por una estructura de madera panelada con una ventana que mal cierra a la calle. Aprovechan los balcones...qué ingeniosos.
Arriba, en la azotea, hay colchones y un café con librería muy acogedor que permite conocer a otros viajeros. Conozco a Allen, un señor jubilado y jubiloso de Camberra que se está construyendo sin ayuda de nadie, solo con unos planos, un velero de 11 metros en el patio de su casa. Gran navegante que solo ha navegado tres veces en su vida. Necesita 5000 horas de trabajo y 45.000 dólares australianos. Está ya en la fase final y me lo enseña por Internet. Qué gran tipo, me recuerda físicamente a Gary Cooper cuando ya era viejito. Le cuento sobre el gran Joshua Slokum que circunnavegó la tierra en solitario por primera vez y hasta tres veces antes de desaparecer en las aguas del río Orinoco, allá por 1870 cuando los veleros cedían al empuje de las maquinas a vapor y él no quiso cambiar las velas por el humo y el ruido. También ese capitán reconstruyo en solitario el ''Spry''. Le veo quedarse contemplativo; llevan la misma sangre, la misma alma de buenos tipos bondadosos con una empresa incierta entre manos que van a llevar a cabo por mandato de unos dioses que habitan dentro de sus corazones solitarios.
Alepo resulta ruidoso y bullicioso. El bazar es enorme y populoso; vende pastillas de un jabón muy típico y afamado de aquí. 

Sobre la ciudad de Alepo hay una enorme fortaleza subida en un promontorio de origen basáltico e imponente. Desde aquí se domina toda la ciudad, las vistas son fenomenales. Solo hay un pero. Al mediodía sucede algo pavoroso: comienzan a sonar por toda la gran ciudad cientos de llamadas a la oración por las megafonías de los cientos de mezquitas más abajo. Todo ese sonido asciende como un ejercito del más allá hacia la fortaleza; parecen lamentos, son como aullidos, sirenas ululantes, en una maraña delirante. Me llega la imagen del cuadro ''El Grıto'' de Munch multiplicada por mil. Siento en falta la alegría del tañer de las campanas, su alegre repique...Así que a la tarde me voy al barrio armenio solo para oírlas.
Zumos de frutas enormes hay aquí por medio euro y restaurantes donde en lugar de mostrarte el menú te introducen en la cocina y te muestran los pucheros para que huelas, veas y escojas...¡¡¡ummm!!! Limonadas a la menta con hielo en las terrazas frente a la fortaleza inexpugnable viendo a las gentes pasear y sacarse las fotos de rigor...
Hoy se celebra el día de Liberación Nacional de los franceses, que se salda aquí y ahora con un ligero fracaso. Alguien ha pensado que clavando unos maderos con clavos puede construir una grada capaz de soportar el peso de 20 muchachotes uniformados portando banderas patrióticas. En mitad de las primeras sonrisas y agite de banderines al público sucede...¡¡¡zass!!! Todo el tinglado abajo. Suenan las ambulancias, un poli pierde la gorra al desvincularse del asunto persiguiendo a un golfillo que le gana a la carrera. Las banderitas sirias son sacudidas ahora con menos entusiasmo por los de abajo. Se entona el himno nacional con fervor patriótico a pesar de todo. Hay varios heridos y un desbarajuste extraño porque resulta de lo más calmoso al mismo tiempo...
Regreso al hotel con la canadiense ancianita que se parece a Agatha Christie y escribe artículos de viajes y enseña caligrafía. Cambio mi guía de Egipto por la de Turquia. Me siento timado por el gerente que se frota las manos; tras las gafillas brillan sus ojos astutos y asoma una sonrisa sardónica por haberme ganado la partida y unos bılletes. Sí, es un poco ashole...




es un poco ashole.

MIL Y UNA

















¡Qué suertudo ! ¡Qué baraka! Me encuentro una entrada para la fastuosa mezquita Ummayiad, donde está la tumba de Saladino, en un banco de sentarse. No sé si es de hoy porque no sé leer en árabe pero me la juego haciéndome el longuis y cuela que te cuela...pa dentro. En el recinto se siente la devoción y el silencio, solo el griterío de los niños jugando a resbalar sobre el mármol fresco del gran patio. Las turistas se han de vestir cubrıendose por completo con un capa con capucha de color verde. Descalzos todos. Hoy es Viernes, el día de descanso para los árabes. Sin embargo, el Museo Nacional está abierto y es interesante. Me enamoro de la más insignificante figurilla: una joven músico de terracota tamaño llavero, tan frágil que me sorprende como ha llegado en ese estado de conservación a nuestros días. Realmente bella.
Camino sin prisas, sin rumbo, sin red, por el Viejo Damasco. Voces amables me hablan. Los narguiles traen aromas de otros tiempos; suena la música de los comercios...
Recibo un mensaje de Marta; me anima a que me apunte a un concurso para dar la vuelta al mundo. Me pongo a ello con la ayuda de Rosa, mi compañera de azotea, y descubro que mi cámara tiene vídeo y graba voz. Sin guion ni nada que se le parezca me lanzo al ruedo y el resultado no puede ser mejor. Nos tronchamos de la risa. Sale bien a la primera y sin ensayos. Pero la censura del país me impide subir el vídeo. Las redes sociales no pueden operar en este país. He de esperar a llegar a Turquia y ya voy sintiendo que el aire fresco de la noche me empuja y atrae hacia el Norte. 

Esta noche es la última y salgo a bailar. Rosa, la valenciana animada, me lleva a un sitio que conoce. Pero antes cenamos en un sitio de postín. Los jóvenes acompañan a las chicas en la pista; ninguna baila sola, a excepción de Rosa, apasionada del baile que lo hace sola cuando yo me siento ya cansado de mover dos huesos y medio músculo. Nos damos todos la mano y hacemos un circulo; bailamos ''Dabke''. Me invitan a una cerveza; y ya comienzo, antes de irme, a extrañar esta ciudad asombrosa de Mil y Una Noches, desde la azotea del Al Rabia. 



miércoles, 14 de abril de 2010

DIAS EN DAMASCO


Lo de dormir en una azotea de Damasco es toda una experiencia. El desayuno lo tomamos abajo, en el patio sombreado por los arboles y las enredaderas oyendo en silencio el agua cantarina de la hermosa fuente central. Camino por el maravilloso y extenso zoco que está protegido del sol por una cubierta de chapa que hace de boveda y me dejo arrastrar por la gente, los aromas, los colores y los sonidos. Tiene una amplia calle central llena de puestos, parecida a un túnel ancho y alto, a un árbol que se bifurca en numerosos ramales por los que perderse sin miedo. Es por ello que no crea angustia caminar por aquí. Los comerciantes son respetuosos y no agobian. Todas las calles del zoco están limpias y siempre veo a alguien que está barriendo. La calle principal desemboca en la gran mezquita Ummayad. Dentro de ella paseo descalzo sintiendo el suelo fresquito de mármol del gran patio en los pies. Entro en la mezquita y me siento a observar desde la mullida e inmensa alfombra que lo cubre todo a los hombres y las mujeres que se mueven por zonas separadas. Hay una gran devoción. Un hombre rodeado de peregrinos entona una especie de canto que transmite un gran dolor y una gran pena. Hombres y mujeres agrupados ante él sollozan, quizás recordando a quienes se fueron al paraíso o a los mártires que murieron por el señor o al sufrimiento cotidiano de las vidas.
Encuentro el Yabri House, palacio construido en 1750, entre la callejuelas recónditas. Este lugar se ha convertido en mi segunda casa. Aquí disfruto del ambiente y la comida. Los camarero

s me asan a preguntas; siempre quieren hablar y contarme cómo uno se rompió la rodilla jugando al fútbol o cómo otro tiene familia en Daweda...Son unos cachondos y se pegan por salir en la fotos. Aquí paso las horas oliendo el aroma de los narguiles, contemplando la animación de las mesas, el danzar de los camareros uniformados con las bandejas por el aire danzando como derviches.
Tengo días fotográficos como hacia tiempo. Charlo con un profe de filosofía que trabaja, ya ves tu,  desatascando arquetas en la calle cuando acaba sus clases en la escuela secundaria. Compro en una tienda que posee menos libros que mi estantería de casa, una primera edición de 1945 de la obra del gran John Steinbeck "Cannery Row", editada por Viking, en tapa dura y estupendo estado por solo tres euros...No puedo estar más contento. Es la única compra que hago en Damasco a pesar de las tentaciones.


Cuando regreso aparece un hombre barbado que se me echa encima, me abraza efusivamente y me da dos besos con sus barbas rojas. Le brillan los ojos de felicidad. Desaparece por una callejuela adyacente: el loco, el profeta, el iluminado...




jueves, 8 de abril de 2010

EN LA AZOTEA DE DAMASCO

Me despierto al descubierto en la azotea con otras 15 personas más, todos mochileros. Corre el aire. Pagamos 5 euros con desayuno incluido en este soberano palacio de suelos de mármol,  patio con fuente central y arcos abovedados. Es precioso y me quedaría a vivir aquí. Dicen que es de los mejores del mundo en su categoría y precio. Damasco promete, no tiene nada que ver con la mezcla pegajosa entre Marruecos y la India que es Egipto. Aquí la gente no da la chapa sino que se asombra y se saca fotos contigo y son amables. Todo está limpio en las calles.


Hoy me voy al sur a pasar el día a Bosra con una inglesa que se llama Susan y  con Cris, un germano veinteañero que se suma a la fiesta. Salimos a la autopista a hacer dedo y creamos un atasco fenomenal. En Damasco hay 40.000 taxis y parece que todos han venido a parar aquí, nos han olfateado.  Afortunadamente hay un taxista que es de Bosra y nos hace precio porque así puede ver a su madre y a su familia. Nos va a salir más caro que a dedo pero como somos tres...El viaje dura casi tres horas sin nada destacable en el paisaje. Al llegar, el taxista se detiene en su casa. Nos invita a pasar y nos presenta a toda su familia. Nos sacan café en las mejores tazas, dulces de dátil y pistacho, zumos frescos de naranja, mas café en una vajilla diferente. Nos enseña toda la casa, incluida la habitación de su madre. Todo está impoluto y se ve que se trata de una familia acomodada. En un gran salón ceremonial tienen mobiliario de lujo valorado en miles de dolares. Nos acribillamos a fotos mutuamente y pasamos una hora divertidísima sin entender ni papa a base de señas y sonrisas. Llama por teléfono hasta su hermano dentista desde Dubai para hablar con Cris y luego con su hijo Nasser y su esposa a continuación. Todo es felicidad...
Luego entramos en el anfiteatro romano mejor conservado del mundo al que solo le faltan los actores, y me paso la tarde investigando por todos lados porque no hay restricciones. Es precioso y monumental, antiguo pero nada ruinoso.
En la ciudad arruinada, entre las columnas y los capiteles dispersos, habitan los lugareños. Uno con traje blanco de jeque nos lleva a su huerta y nos invita a un té. Me mete en la boca con sus gruesos dedazos un manojo de menta para que rumie mientras se muere de la risa. Vemos su casa llena de corazones que es de lo mas Kistch, humilde pero limpisima.




Al volver a Damasco le quiero dar a Naseem una propina pero se niega en redondo a aceptarla; ya somos amigos, hermanos. Nos damos los teléfonos.
Para poner la guinda al día cenamos en un palacio con un servicio de camareros dignamente uniformados propio de sultanes. La comida es barata y las raciones desbordan el plato, el menú variado. Que maravilla de lugar el "Yabri House", el el barrio viejo de Damasco. Ya encontré mi lugar favorito. 


EL LADRON DE DAMASCO


Me acaban de robar del modo mas absurdo y tontorrón. El taxista se queda con el cambio y arranca en cuanto salgo con la mochila por la portezuela dejándome tirado en una calle populosa. Son 5 euros pero para él son tres días de trabajo por la cara; y eso que parecía majo el cabronazo. Al menos estoy junto al hotel "Al Rabia" que es una maravilla. Está completo pero el impasible recepcionista que me lo dice se apiada en última instancia cuando le cuento lo del taxi, lo de mi tía abuela enferma de sarampión y apelando a las buenas relaciones internacionales ente países amigos, a la Casa Real, al pacto de Varsovia y al trasvase Tajo- Guadiana....Entonces, conmovido me da una cama en el tejado. Y es aquí donde vivo en Damasco, en un tejado, y estoy encantadisimo. Estoy es un palacio de 400 años. Me cobran baratisimo y esta limpio, limpio.
La frontera de Siria la he pasado del modo más extraño. El taxista jordano me ha bajado del taxi y me ha metido en un bus islámico que estaba al lado sin darme explicaciones. Soy el único extranjero. Él ha seguido en su taxi con mi mochila. Tras pasar un control  me apeo para que en un edificio me sellen la salida, entonces me reencuentro de nuevo con el taxista que me mete de nuevo en el coche. Antes de llegar al otro lado soborna con unos billetes a unos militares en un falso apretón de manos. Creo que así puede traficar con cartones de tabaco y no le revisan. En el lado sirio saco la visa pero me retienen media hora porque no he rellenado la casilla de "y tu que haces con tu vida" porque no sé qué poner. Me lo pregunta un oficial y se me ocurre decirle que soy camarero. Frunce el ceño y abandona su sonrisa bigotuna; hace gestos de beber y gestos tontos de estar emborracho. Yo le sigo la gracia y asiento, sí, sí. Y entonces él se pira todo serio, se pira con mis papeles. La he cagado porque aquí para ellos eso de vender alcohol es como ser traficante de heroína. Veo cómo todo pichichi sale con la visa menos yo. Al final me visan y vuelvo al taxi que soborna de nuevo a los sirios con más billetes metidos en los pasaportes. En efecto, lleva tabaco de contrabando. A media hora de la entrada a Damasco frena el taxi, se apea, y se pira en mitad de la autopista en una camioneta que pasa por allí sin dar explicaciones. Un tipo con el que hablaba entre el polvo y el ruido del tráfico se sube, en un tipo al que no conozco y con él continuo viaje. En el extrarradio de Damasco me dice que baje, que tengo que cogerme otro taxi, un taxi amarillo local. No entiendo nada. Y aquí es donde me para el cabronazo ese que me da el sablazo más tarde. Si es verdad que tiene dos niños espero que el dinero sea para ellos.

MAR MUERTO

Salgo del Farah hotel con tres libanesas y un tipo de Sydney en dirección al Mar Muerto. La idea de apuntarme al grupo ha resultado ser estupenda; mejor que ir solo por mi cuenta, y además tengo la suerte de que sean majos. Paramos en el monte Nebo donde Moisés construyo el caballo de Troya. Hay excursiones de Semana Santa. Los españoles solo preguntan al  guía que cuando se come y un grupo de iluminados y  jóvenes cuáqueros de  Minnesota canta aleluyas con dientes perfectos y piel trigueña. Luego bajamos al  Río Jordán, al mismísimo lugar donde el maestro Jesús fue bautizado por Juan el Bautizador.
Es un lugar sin gracia.Me pregunto mientras tiro piedrecitas al agua verdosa por allí estancada por qué Jesús tampoco tiro la primera piedra cuando aquello de la prostituta...No parece que estuviera libre de pecado; si no hay nadie perfecto. Aunque para despejar estas dudas leo luego en los testamentos: Aquel de vosotros que esté libre de pecado...(pecado:palabra que proviene del griego y significa acto erróneo)

Por fin llegamos al Mar muerto donde la ballena se trago a Pinocho y nos tiramos al agua de cabeza pero como flotamos rebotamos y hacemos un slalom por el agua. Pica muchisimo la sal, si se te mete en los ojos o tienes una herida estas jodido. Si traes unas anchoas solo tienes que mojarlas un poco y ya las tienes en salmuera, un poquillo de vinagre y ya esta, y ajo y perejil. Nos embadurnamos del barro negro medicinal que parece sacado de la caja de cambios de los viejos camiones del desierto y parecemos conguitos. Es todo muy divertido y muy extraño. Estamos en el punto geográfico natural más bajo de la tierra por debajo del nivel del mar. ¡Y flotamos!





Liberadas mujeres  jornadas relinchan de placer. Las libanesas, Rasha, Fatima y Nisreen Kaj del grupo, se marchan esta noche a Beirut; me animan a que vaya y las llame para salir de marcha. Pero me voy a Siria. Y eso que Beirut promete acción.