domingo, 27 de junio de 2010

TRES TRENES TRES

Me tiro a las vias del tren. He de salir como sea de Bulgaria. Subo al que me lleva de nuevo a Sofia y me paso 8 horas domingueras con los que regresan de "finde". Llueve y algo de agua se cuela adentro. En Sofia tengo un par de horas para comprar comida y un billete a Belgrado. Dicen que hay que andar con cuidado en Serbia en los trenes y me atrinchero en segunda clase donde el ganado tiene pinta extraña. La luz no funciona en mi compartimento y cuando llegamos a la frontera los policías entran a revisar y pedir pasaportes. Lo miran todo y por las vías alumbran con focos los bajos del tren. Entran con destornilladores y abren insospechados paneles; con una cámara de fotos digital disparan por los conductos para ver si algo sospechoso anda por adentro oculto. Afuera siguen inspeccionando escrupulosamente y resuenan los martillos golpeando las ruedas y las vielas, clon clan clon. Suben mas polis y al final dos de ellos y una fulana se quedan conmigo viajando. Cuando se apean unos tipos raros cogen una escalera de no sé donde y abren con destornilladores otros conductos y alumbran con los móviles  No quiero ser testigo de lo que encuentran o lo que manipulan. ¿Será un sabotaje al freno de emergencia? ¿Pistolas? Están esperando a que me duerma los tipos estos. Hacen disimulados turnos en el pasillo. El pequeñajo, lleno de tatuajes carcelarios tiene pinta de hacer el trabajo sucio. Se pasean con cervezas en la mano cada vez mas agitados y ruidosos. El de la gorra parece tonto pero es el cerebro. La luna asoma ténebre entre las rotas nubes negras. El tren avanza silbando y una música balcánica suena de un transistor en el compartimento contiguo. Dos hombres discuten y fuman; es medianoche pasada. Llevo mi navaja de los bocadillos cerrada en el bolsillo aun manchada de nocilla. Ríen o aúllan como los lobos que saben cierta su presa. No me puedo dormir, no. Afortunadamente aparece el revisor con su uniforme azul y la cartera negra de cuero donde guarda quizás un arma pero...desparece por el pasillo tragado por otro vagón y con el mis esperanzas. Una rama golpea bruscamente en la ventana y me despierta; está amaneciendo. El " Balcan Express" es una mierda, por cierto.
Llegamos a Belgrado a las 5 de la mañana y la idea de quedarme un par de noches se difumina en mi mente al ver la triste ciudad y los rostros apagados vagando por la estación.  A las 10 sale otro tren hacia Podgorica y me compro el billete por 18 euros.
El paisaje es bonito y montañoso. El tren sube y baja entre las frondosas montañas, traquetea y recorre lentamente el paisaje. Pasan las horas y ya estoy agobiado. Llegamos con 5 horas de retraso a la capital de Montenegro porque la locomotora se ha roto; lo que hace que he viajado en este trasto 14 horas y me he perdido las fabulosas vistas desde el puente ferroviario más alto de Europa, porque con todo se nos hizo de noche. Cuando por fin duermo en una cama esa noche siento que todo traquetea en mi cuerpo y en mi mente. Duermo a plomo.

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