domingo, 27 de junio de 2010

MONTENEGRO-KOTOR

Las cosas van mejorando y al llegar a Kotor me quedo impresionado. Es como si con el cambio climático las aguas del mar subieran por los pirineos a quedarse. Lo llaman la pequeña Noruega. En la Ciudad Antigua encuentro alojamiento por 13 euros en un bonito apartamento, nuevo y coqueto con la suerte de que no hay nadie más. En el Montenegro Backpackers. Paseo por las calles de estilo veneciano y ya se comienza a vislumbrar que el ambiente y la gente es diferente; estamos en el Adriático. Se respira lujo y limpieza junto con cultura e historia. Me gusta. Escucho a Jeff Buckley y el vino es bueno y barato. La ciudad esta amurallada y los riscos empinados sobrecogen a quien ose invadirla. Mejor es entrar por la puerta principal y ver sus iglesias diminutas y oír las campanas que tanto echaba de menos estos últimos tres meses. Voy de excursión a Perats y paso el día en las islitas de la bahía y comiendo en un café con jardín. Por la tarde me indispongo porque me chupo una píldora que era efervescente y no era de chupar. Mi hernia de hiato se lo pasa divertido.
Conozco a Paco, un leridano que hace 2 años que no aterriza en casa y que viaja por el mundo con su bici. Ahora desde Malasia. Y pasamos el día de charla. Al final son tres días los que me quedo aquí  Y si no es porque Dubrovnik me espera, me quedaría otros tres más.


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