viernes, 16 de octubre de 2009

KARMAPA

Me voy con las dos compostelanas a ver al otro Dalai de la escuela Theravada: el 17th Karmapa, Urgan Tinley Dorjee, mismamente.
Primero desayunamos animadamente toda vez que ya estamos recompuestos del viaje y bien descansados y despues contratamos un taxi prepagado para evitarnos regateos que nos cambien la buena onda. Descendemos vertiginosamente la colina como si se tratara de una arriesgada atraccion de feria que nos pone los pelos de punta; bueno, a mi no que no tengo y llegamos al monasterio Teluk donde el color rojo es el color que visten todos los monjecitos. Un toro bravo la liaria gordisima por aqui.
Entramos pasado el mediodia al templo y nos sentamos en silencio junto a fieles devotos y algun turista. Sin esperar demasiado un grupo de monjes aparece por la derecha del altar. Todos visten igual y solo por la posicion que adoptan sabemos quien de todos es el Karmapa. No nos contenemos y nos levantamos emocionados aplaudiendo y gritando"bravo,bravo". Realmente lo teniamos que haber echo, en fin, una ocasion perdida de dar la nota de color.
En fila india...india eh? vamos pasando ante un lama que te cuelga al cuello un tela blanca que todo el mundo a provisto menos nosotros (a Maria Mc Leod le han regalado una) y la has de llevar plegadita en tus manos en senal de respeto para que luego el propio Karmapa, que no tiembla ni nada, te de un cordoncito rojo llamado"jelupa", creo, y que te da bienestar y te protege de los chinos.
Todo es breve, sencillo y austero; muy alejado de la pompa y el boato a que nos acostumbran otras tradiciones que no voy a mentar.
Como ya estamos protegidos nos vamos tan contentos de tiendas a sabiendas de que no nos van a timar y luego cenamos como colosos porque aqui, al contrario que en el resto de la India, la comida es deliciosa e igualmente abundante y barata.
Como se que vais a leer esto, mis ovejitas, he de anadir que estos dias con vosotras han sido una maravilla, muy buena compania. Cuidaros.
Tengo un constipado de tres pares de narices constipadas. Soy un moco en toda mi magnitud y desde la cama no acierto a encestar en la papelera ni uno solo de los panuelitos de papel que se pegan por el camino. Miro el cordoncito rojo como si fuera a funcionarme con esta molesta circunstancia, pero se ve que el Karmapa solo teme a los chinos que son tantos como los mocos mios.

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