viernes, 16 de octubre de 2009

DELHI - MAC LEOD GANJ


Salir del infierno tiene un precio, ya que una vez que se entra en el parece imposible evadirse del peaje a la salida; mas aun siendo dificil no es imposible.
Primero se ha de comprar un billete con destino al cielo y dejarse embaucar por la vendedora para que te embarque en un autobus que te asegura es mucho mejor que el tren que es el medio de transportye por excelencia de esta bendita tierra. Pagar de mas a la tiparraca y dejarte arrastrar por las infectas calles de Delhi por un diablillo adolescente de malos modales que te deja en una carretera atestada de trafico junto a otros tres guiris esperando a un bus que no aparece.
Somos un espanol, un indonesio mistico que habita en Auroville, una hungara y una japonesa con algun trauma y dos maletas. Pasada mas de una hora chupando humo, el granuja nos hace caminar hasta la boca del nuevo metro de Delhi. Nos introducimos mas profundamente en el inframundo. Los trenes vienen repletos y entramos como sardinas en lata con los bartulos. Bajamos en una estacion donde un grupo de antropofagos sale a nuestro encuentro:se nos quieren comer. Son conductores de Ciclo-rickshaw y por cojones tenemos que subirnos en 4 de ellos sin que medie mayor explicacion por medio de este chaval macarra. Partimos por un extraradio lleno de basuras y chatarra y de nuevo nos vemos abocados a otra carretera aun peor que la anterior porque parece ser que esta sale de la ciudad. Anochece, le amenazo con llamar a la policia, se pira. A las 19'30 aparece un bus cutre y asqueroso que se detiene y unos tipos de mala calana salen a meternos dentro como a ganado.
Dentro rostros cabizbajos y silenciosos. Me voy atras del todo. El trayecto de 13 horas es toda una tortura, todo son baches y no se puede dar una cabezada por que se te escapa el cuello y te desencajas a la menor. No puedo ni ver la hora en el telefono. Solo me alegro de no tener diarrea ya que este armatroste solo se detiene una vez. El indonesio nos cuenta que un amigo suyo americano tuvo que asomar el culo por la ventanilla y...imaginaros. me cago en la India.
Pero de dia llegamos al fin de trayecto: Mc Leod Ganj, el paraiso.

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