viernes, 26 de septiembre de 2008

MAKER SUNSHINE FESTIVAL




¡Tierra trágame! ¡Qué bueno! El mejor festival, el de raíz y regaliz, el auténtico. Se lo recomiendo a todo el mundo porque guarda la esencia verdadera. Los campestres se tiran con balas de paja cuando antes, durante la II Guerra Mundial, tiraban con otras balas ofensivas , en estas instalaciones militares en desuso que dominan la hermosa bahía de Plymouth sobre los pintorescos pueblos de pescadores y contrabandistas de Cawsand y Kingsand. Los antiguos bunkers huelen a heno y marihuana; en los barracones se esconden bares con música o  se proyecta cine. Hay sitios donde comer por los prados, escenarios, todo sucede a la vez. Cada agosto acuden unas 4ooo personas a este festival que es, al mismo tiempo, el gran desconocido de los festivales de Inglaterra. El periódico de tirada nacional, The Guardian, lo quiso incluir entre los diez mejores festivales de G.B, pero en cuanto los de aquí se enteraron les rogaron que ni les nombraran, por favor, para evitar que como en otros, el buen ambiente se corrompiera, por hinchazón de fama. La idea partió de un tal Pete y de Loobs, su novia, cuando un grupo especulador quiso hacerse con la finca para edificar casas de lujo. El concejo de 12 hombres con piedad que lo gestiona se hallaba bajo enorme presión y no sabían como sostener la finca pagando un arriendo que cada vez era más caro. La idea de hacer un festival surgió: se pagaría la cuota anual a través de los ingresos de este festival y de otras actividades participativas.Todo estaba por ver cuando se hizo el primer año, pero la gente local acudió a la cita en tromba, y así ya llevan 9 años. Además el concejo ha montado un camping tirado de precio, muy básico pero en precioso entorno. El resto del año aquí, en los barracones, hay artistas que los utilizan de estudio, o medio viven, y hay también una especie de centro juvenil para interpretar el medio y el entero que por cierto es abundante de flora y fauna y bien hermoso.
El tiempo es invariable: lluvia con lluvia y viento y niebla y más lluvia; así los 4 días del festival y los otros 5 añadidos que fui capaz de aguantar cuando se terminó tras el inmenso y divertido fangal dejado. El "Hacedor de sol radiante" no acompaña este verano. Como críos en el barrizal perenne hasta el cuello los muchachos beben sus cervezas. Sentados en los vacíos barriles de la calle, como si tal cosa, y empapados de arriba abajo fuman y charlan y beben como cabizbajos para escurrir el agua de los pelos empapados. La chica se llama Acuarela y lleva la pintura corrida por la cara de Banshee. Hablan jerigonza con alegría y zozobra, en cornish, son muy de aquí y no los entiendo todas las veces. También aquí hay un cabaret muy bueno donde se reúne lo mejor del musicón y las variedades.Hay una carpa principal y otra de tamaño mediano. En la antigua comandancia hay montado un pub con un escenario para que los mas cañeros se desmelenen: grupos salvajes de rock. También hay un edificio que se aprovecha como zona de terapias alternativas diversas y buen karma. Carros de caballos, puestos de comida...
Suena el agitapunk y el tachum tachum de los balcanes. Bandas proscritas bajo una pantalla rebelde y una lona azul en el fortín inexpugnable se divierten a saco. El fango es el baile que se baila aquí. Los reyes del swing orquestan un plan para hacer bailar a todo el país, y vaya si lo consiguen. Hay un clon de Aznar que babeando barrita canciones de la risa. El publico es muy filántropo, y por la noche vaga espectralmente, entre las tiendas y las hogueras, envuelto en la espesa niebla el amigo de la noche oscura. Los granjeros también se animan a bailar reggae con sus señoras en sus trajes de domingo; y las carretas de caballos se llevan la basura para que la reciclen los voluntarios. Cuando el cuenta cuentos está en lo más triste de la historia al público le da por soltar onomatopeyas de animales y gritan Yeaaah. Los niños adormecidos cubiertos de mantas son llevados de aquí para allá en carretillos por las madres hippies, abriendo surco entre el gentío. Intento ver entre el público a Kathe Garnham, mi amiga de Millbrook, el pueblo de abajo, y a sus padres Phily y Brian. Cuando tenia 19 años viví en su casa durante un mes y siempre los recuerdo con enorme afecto. El destino me ha traido aquí tras tantos años pasados. !Que buenos recuerdos cuando he llegado y he deambulado por Millbrook!, como un perro de caza olisqueando los rincones de mis recuerdos...pero será unos días más tarde el emotivo reencuentro con mi familia de adopción.Tampoco logro ver a mis exnovias de aquella época: Tonya y Paula. Las noticias sobre ellas me llegan por medio de Kathe cuando consigo verla y son, cuando menos, un tanto perturbadoras... Todo me trae tantos recuerdos...en fin.
El lunes parece que por allí ha pasado Arrasategui el desolador. Entre el barrizal emergen restos de tiendas de campaña,  y algún tipo rebozado como la cosa del pantano. Todavía quedan los rescoldos de las hogueras y las últimas familias recogen aprovechando un claro de las nubes todos los pertrechos. Niños fecundados en San Silvestre se me acercan y uno rubio entona un rap. Apenas tiene 7 años y viene con su hermano de 12 que le protege de los malos. Canta mirándome a los ojos y gesticulando con su brazo denunciador. Me hago amigo de Flannagan, un perro al que se le bloqueo el intestino por comerse una piedra. Quedamos unos pocos con las botas puestas. Al 5º día me rindo y el general Custer sucumbe a los elementos. Me repliego apenado hacia mis cuarteles de Londres. Flannagan no se qué hizo. Guau.

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