sábado, 7 de mayo de 2011

ANNAPURNAS- 7 JORNADA

 14-04-11        Decido tomarme el primer día libre y de paso aclimatar el cuerpo. Sale el sol por Antequera y el aire, de por si limpio, inunda mis pulmones fresquitamente. Todo tiene mejor aspecto "today": los pajarracos graznan, las mulas rebuznan y los monjes oran el "mani padme hum". Me siento haragán (que palabra tan bonita) y dejo que todos los caminantes se esparzan por las cumbres equipados hasta los topes mientras desayuno el último y los veo marchar.
A las 9 de la mañana me aburro solo y decido algo intrépido: voy a subirme hasta el Ice Lake, sin mochila, a estirar las piernas y sacar unas fotos. Recomiendan hacerlo a las 6 y dicen que es un tramo muy duro pero que recompensa. Sin la mochila me siento como un Fred Astaire de las montañas pero a los diez minutos de subida ya tengo que parar a coger aire...uufff!!! Sigo pensando que todo cuesta mas por la mañana y que la vida sera más alegre al cabo de un rato, pero no. Todo es cuesta arriba, empinado y sin descanso, no me lo puedo creer. Un coreano se queda atrás y es devorado por los buitres, voy dejando cadáveres de hombres y animales a mi paso. Resisto al desfallecimiento y  bebo de ese agua con sabor anaranjado de química industrial para que las vitaminas acudan a mi rescate. Oigo voces a mi espalda, deben de ser los ángeles que me llaman a descansar en el cielo que ya casi toco con las manos. Pero son Carlos y Eder, un catalán y un vasco que vienen charlando animadamente del partido de la "







Champions" y fumando un cigarrito. No me lo puedo creer. Me adelantan como dos cohetes supersónicos y les pierdo de vista. Solo me queda seguir sus huellas por la nieve. Al cabo de un tiempo interminable consigo llegar al famoso laguito, que como su nombre indica esta helado. Sentados en un promontorio de piedras apiladas que en otro tiempo quizás fue un refugio esperan Carlos, Eder y otro tipo. Se lían un cigarrito de la risa tía Felisa y charlamos en cuanto me oxigeno un poco. Estamos a 4620 metros de altura y las vistas son espectaculares. El sol reluce contra la nieve blanca y el cielo inmenso y azul toca los picos mas altos con gracia permitiendo unas vistas lejanas y épicas. El silencio abruma y dedicarse a la contemplación merece un largo rato distendido. Empequeñecido por momentos ante tal majestuosidad dedico un rato largo a tumbarme en una zona de hierba deshelada por el sol que hay algo más abajo.
Al volver los tres me percato que nadie ha subido aquí hoy y que todo el mundo a tirado adelante hacia el Thorung Lha. Los compañeros se sorprenden cuando vemos el pueblo y el río a lo lejos, diminutos abajo del todo, como existiendo en la mirada de alguien que coge un catalejo del revés, y no pueden dejar de expresar su asombro al haber subido tanto  -   -"¡Pues si que hemos subido, tu!". Me reconforta esa opinión  pues a mi parecer jamas he hecho esfuerzo parecido. Bajar es todo un suplicio. Tengo que frenar mi propio peso que hasta llegar a la parte poblada de la colina y al templo donde los senderos se suavizan. Por fin abajo, descanso. Nos tomamos un merecido dhal bat y varias teteras de té negro para hidratarnos. Hoy es el año nuevo nepalí y supuestamente era mi día de descanso...pero, ¡vaya reventón para comenzar el año...!

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