Me subo al monte a ver de cerca la morrena del Gangapurna y a oír los crujidos del glaciar en recesión. Dedico el día a la melancolía sin ascender a la siguiente etapa, pues entiendo que Manang sigue siendo mas entretenido que un par de casas desahuciadas con mochileros aburridos reunidos al fuego. Me veo otra peli mala y al volver a mi habitáculo diviso entre las espesas nubes el brillo de las estrellas sobre el fondo negro del Universo, y el pálido resplandor de la luna llena. Parece que despeja.
Ahora me encuentro dispuesto a partir.
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