Amanece cubierto y nuboso. La extensa y plomiza masa nubosa cubre las montañas y la gente desayuna observando por la ventana el apagado panorama. La charla es la misma en todas las mesas: unos deciden subir por el tramo difícil y panorámico de Upper Pisang siguiendo los consejos de sus guías y porteadores y otros, entre los que me incluyo, tiramos por abajo. En mi caso para ahorrar esfuerzos y por sentido común Allá arriba nada apetecible parece acontecer, solo mas frío y densa niebla humeda.
Camino a tramos junto a la parejita de Amurrio comentando la jugada y sitios comunes. El camino se ofrece suave y abierto, sin mayor dificultad. 4 horas después llego a un enigmático y fantasmagórico pueblo: Braca o Braga. Me hospedo en el Hotel New Yak cuando ha comenzado a llover; enseguida me apretujo junto al fuego.
Frotándome las manos observo cómo la lluvia se ha convertido en nieve cayendo sobre el poblado medieval y la gompa elevada de la colina se va volviendo blanca.
Unas horas mas tarde van llegando ateridos de frío y cansados los que partieron por arriba. Llegan defraudados, pues sus expectativas de ver las altas cumbres no han sido satisfechas. Estreno los pantalones térmicos los guantes de -20, el gorro polar y los calzoncillos de pelo de yak o de yeti; y me siento feliz zampando pastel de manzana y té caliente agradecido de traer tantas cosas conmigo esta vez. Ya estamos a 3540 metros y los precios suben aun más. Comprar una simple chocolatina es un lujo. Aun así viendo el enorme esfuerzo de las mulas y los portadores por estos abruptos caminos debiera de estar todo el doble de caro, opino..
Me gusta el sitio, el pueblo, mi habitación
..no me importa esperar a que el tiempo cambie mientras veo los copos caer y cubrir de blanco los tejados de pizarra y los muro de piedra, tapando los caminos y las huellas de los hombres...
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