12-04-11
Me despierto con muchos sueños agitados en el vació hotelucho. Salgo a la primera luz de la mañana algo descompuesto y decido desprenderme de los recortes de las uñas y de parte del botiquín, aligerando que es gerundio. La ruta sigue ascendiendo y los precios también. Admiro cómo el paisaje se escurre por un angosto tramo parecido al de la garganta del Cares, a unos 3000 metros de altitud sobre el nivel del mar y 3330 desde el nivel del Mar Muerto, supongo. Atravieso lugares pintorescos como Pedro Pintoresco, y disfruto de los últimos pinares, las primeras nieves cercanas, los puentes suspendidos y vertiginosos...Y me tumbo a echar una placida siesta bajo el sol soltándome de la mochila, alegoría física de mi pesado karma. Cuando despierto sigo estando en los Annapurnas; le doy un trago al agua potabilizada camuflada con vitaminas efervescentes y arreo tras un grupo de porteadores soltando eruptitos anaranjados con una sensación de inferioridad mezquina. El final de la jornada es en Lower Pisang, a 3250 metros de altitud. Hace frío y no tengo ganas ni de ducharme. Una parejita de Amurrio son mis vecinos. Resulta que conocen a Jonhy y a Leyre, mis antiguos colegas de trabajo en el Pub del Norte. Viajan con unas bragas y un calzoncillo y poco mas. Envidio sus minúsculas mochilas ligeras de peso. Tenía que haber pensado en las bragas...Se pone a llover y el cielo se encierra en si mismo, como yo a veces. Agradezco mi saco de dormir y el pantalón térmico..
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