miércoles, 2 de marzo de 2011

NALANDA

Por fin salimos hacia Nalanda después de días de indecisiones. El conductor del coche alquilado con Flavia y Fabio (un profe geólogo italiano, barbudo como Savater e interesante igualmente que viaja por todo el mundo subdesarrollado enseñando programas de economizar agua...) espera puntual a las 7,30 de la mañana. Dos horas después de vivir la película de acción trepidante que es conducir por este país llegamos a Radjhir, a un telesilla con cabinas de colores individuales que sube una montaña donde se encuentran templos, estupas y algo de aire sin polucionar. Es muy divertido cruzarte con monjes y peregrinos de diverso pelaje descendiendo o ascendiendo en estos cascarones de hierro y saludarte y sacar fotos desde el aire. Cerca hay una cuesta llena de gente pidiendo que lleva a las cuevas donde el Buda dio sermones tras iluminarse, y para nuestra sorpresa están tal cual: tres pedruscos con un hueco adentro, sin ornato, ni templo, ni estatua recordatoria.



Visitamos las aguas termales tras presenciar una turbamulta estudiantil y el sitio nos deprime porque podría estar de maravilla y solo nos encontramos a falsos sacerdotes queriéndote empapar de agua para cobrarte luego cienes de rupias, y polis llevándose una mano a la boca y la otra adelante esperando el diezmo.



Nalanda fue la universidad más grande del mundo antiguo. Hace 2401 años albergó cerca de 10.000 estudiantes, sin contar a Peter Porti que fue expulsado por estar en la inopia. Es un lugar cuidado, las ruinas están decentemente conservadas, hay bancos para sentarse, alguna papelera, arboles frondosos y césped recortado. Nos topamos nada mas entrar con un grupo de monjes glóbulos rojos y otro grupo de laicos glóbulos blancos en silenciosa meditación para sanar el cuerpo enfermo de la humanidad bajo un árbol de Bo, que como todos los árboles del mundo es un ser sagrado. El único que mantiene los ojos despierto y nos mira resulta ser todo un personaje. Mas tarde una monjita de 23 años vestida de blanco y oliendo a jazmín me desvela el secreto de que su maestro va a ser el 5º buda viviente. Otro secreto es que el autentico arbol de Bo en el que se iluminó el Buda, en Bodghaya, esta realmente en Sujata, al otro lado del río, me cuenta.  Es un primor y habla un estupendo inglés. Ha abandonado la Universidad, y me sugiere que ahora estamos terminando una conversación que ya tuvimos hace milenios en estos mismos jardines de Nalanda.
Me reúno con Flavia que ha sido bendecida por el maestro tailandes y compartimos experiencias. Favio tambien está contento con haber venido.
Cuando regresamos ya es de noche y cenando tengo unos encuentros inesperados llenos de magia y sincronía con una pareja de enfermeros voluntarios de Bilbao. Nos intercambiamos información, ya que tenemos amigos comunes de viaje por Sikkim y Darjeling, hacia donde espero salir mañana en un tren nocturno, para variar, y tomarme un té a vuestra salud.

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