Me voy despidiendo de la gente y ceno con Flavia y Lilian. Voy a volver a ver el árbol de Sujata y descansar bajo su sombra, aunque no me ilumine y solo me caiga encima la sombra. A Flavia le gustaria acompañarme pero ha quedado con un tipo que la va a llevar en moto si termina de desayunar y charlar con otro tipo alguna vez. Finalmente, el susodicho termina de desayunar y tan ricamente decide hacer otra cosa, el fluir, cambio de planes y a ti que te den...Pero para cuando eso yo ya me he pirado a leer un libro que promete.
Mi autobús se cancela, me devuelven el dinero y me tengo que buscar la vida rápidamente para llegar a Patna sin perder mi tren. Todo ello me lleva 5 horas de paliza autentica en medios de locomoción diversos a salto de mata. Entrada la noche los pasajeros enlatados van descendiendo aligerando de esta jaula de bus horrible. A uno de ellos el autobús le pasa por encima de la pierna y le veo gritando asustado agarrándose la pantorrilla arrastrándose como puede fuera del alcance de las demás ruedas. Pero alguien de dentro da golpes en la chapa para que el bus..."fluya" y no pare.
A las 10.30 el Capital Express fluye de la estación de Patna. Cuanta es mi alegría cuando me subo a la litera y puedo descansar y dormir y leer sin ser molestado. Esta vez he pagado una clase superior y es todo un acierto.
Hasta mañana. El año nuevo tibetano se celebra el día auspicioso de mi llegada.
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