viernes, 12 de diciembre de 2008

MIAOU DE LAS AZOTEAS

Fue de sopetón que la vi,moviéndose como un gorgorito entre el gentío navideño. Vestía con un abrigo de tres cuartos color magenta y su rostro infantil de hada se abría paso entre una bufanda alborotada en azulina y un gorro de lana con dibujitos de animales andinos verdes,azules y morados. Se alzaba sobre los tacones de unas botas de media caña como para sobrevivir al tumulto de la marea humana que le sobrepasaba en altura,número y volumen. Me interpuse en su camino y esperé a que nos topáramos;cuando me reconoció los ojos se le iluminaron,soltó una exclamación de alegría amortiguada por la bufanda y se me colgó del cuello como un adorno navideño. Nos fundimos en un abrazo cálido. Luego,cuando nos separamos me apercibí de que me había limpiado la cartera. Nazaret tenía estas cosas. Unos días mas tarde me presenté en su casa abriéndome paso entre los gatos y las macetas de flores. La encontré recostada en el sofá. Vestía únicamente un albornoz esponjoso de color rosado con unos ositos bordados en hilo de azafrán en la pechera y se entretenía en arrancar con unas pinzas unos pelos invisibles de sus bonitas piernas pálidas. Levantó la mirada y sonrió a medias como un niño pillado in fraganti con la manos dentro del frasco de las galletas. Antes de que yo abriera la boca se me adelantó y dijo a modo de saludo-" Ahí tienes la cartera;solo le falta el dinero." Y señaló hacia una mesita blanca con cajones sobre la que había no menos de una docena de carteras. "Un día te meterás en problemas y no podrás acudir a la policía,ni tampoco a mi." Le amonesté mientras me llevaba lo que era mio al bolsillo trasero del pantalón. Ella cambió de postura y se sentó acodando los brazos en los muslos y sosteniendose la cabezita de cabellos revoloteados entre las manos. Al principio no dijo nada;en su rostro pecoso asomaba,enganchada como una nube en un risco,una expresión de hastío. Al cabo rompió el breve silencio "Lo que me pasa es que no me puedo enamorar. Por eso robo carteras a los hombres. Esa es la mas intima relación que puedo llegar a establecer con ellos." De ese modo habló tratando de explicarse a sí misma. "De todas maneras tampoco veo nada de malo en ello; no al menos del modo en que yo lo hago." Parecía dejar zanjado el asunto con este último razonamiento entendible solamente desde su universo. Yo no le había pedido explicación alguna y no era en busca de una por lo que venía,ni tan siquiera era por la cartera por lo que me encontraba en su casa. Yo la adoraba y sentía un hondo dolor al oírla hablar así. "No me importaría que me robaras la cartera todos los días." Me ofrecí, dando por sentado que entendería lo que sentía hacia ella. Me miró entonces girando su cuello de cisne y sin decir nada dejó que unas lágrimas asomaran en sus ojos."Pero no es por eso,querido;no es por eso." Y súbitamente con un movimiento felino se encaramó de nuevo sobre el sofá y con las pinzas en la mano continuó en su tarea de pinzar los pelos, de los que adolecía,con atención gatuna.

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