jueves, 18 de diciembre de 2008

CHISGARABÍS

Era un "abrelotodo", un tragaleguas y un calzaslargas; un pitagorín y un mondadientes, un chorlito, un repámpano, una gárgara y un "abracadabra" y un...y vivía en una tachuela junto a su anciana bisectriz que le cuidaba y le ponía la comida a la mesa. Trabajaba como enclenque en una factoría de salar y ahumar arenques. Cuando terminaba la jornada se subía en un silbido y llegaba pitando el primero a la Taberna de las Espinillas, donde los jóvenes se reunían a jugar a las carambolas y a lanzar epítetos a una diadema de quita y pón. Enseguida le pedía a Luisón Indómito que le sirviera una jarra de gas-sifón y unas pecaminosas en un platillo con las que masticar el tiempo de Pascuas a Ramos. Para cuando llegaban los demás clientes, él ya tenía el mejor taburete. Una holgazana portuaria de ampulosas lorzas y mofletudos papos le tenía sorbido la sesera de aserrín. Le restregaba un poco las ubres y la mamífera ya le tenía domesticado en la bolsa marsupial como un alevín pamplinas. Pero, "ay,cuando no venía"; entonces bravuconeaba con los hermanos Pendencia y se las tenía con los que barruntan "Mecachis en la leche". Aún no teniéndole en cuenta las bravatas,resultaba un tanto mentecato y fue en Pentecostés que un tibidabo le endilgó una órdiga de las de campeonato. A partir de aquel descalabro tuvo algo mas de prudencia ya que pudo comprobar en sus propias endebleces que el ser un alfeñique no le libraba de los tragaldabas. Había quedado algo mas alcornoque desde aquello y había días que en lugar de hablar farfullaba y que las tetas de la mamífera solo le insinuaban algo pretérito pluscuamperfecto allende los mares y los océanos; por el Ártico y el Antártico: los leones marinos. Se subía a la barra y comenzaba a claquear a la par que tocaba diabólicamente una concertina a toda pastilla,con los ojos girando y los pies danzando esquivando jarras de cerveza y libros de puericultura.

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