sábado, 22 de noviembre de 2008

LOS RECITADORES DE MANTRAS Y BARCOS A LA DERIVA

Por las calles de Santander llega la Navidad;los recitadores de mántras así lo anuncian. Aun no se han encendido las luces navideñas porque este año viene tirando del trineo un caballo del Apocalipsis en sustitución del tradicional reno:se llama Crisis y viene desbocado. Pero la gente sigue caminando por las calles comerciales a la deriva. Por lo incierto de su ruta se hace sumamente difícil sortear a estas personas sonámbulas ; exasperante. Cuando despiertan por el estimulo de un escaparate ya es demasiado tarde y colisionas. He de comprar una bocina de aire comprimido como las que se llevan al fútbol para dar a conocer a estos barcos sin gobierno lo que se mueve tras la niebla difusa. Cuando llueve es mucho peor ya que,además de las precauciones habituales uno ha de protegerse los ojos de que le claven la varilla de acero de un paraguas y se lo lleven arrastras por las tiendas. Pero la Navidad trae algo de polvo cósmico y mágico consigo y llevo unos días en los que me da la risa tía Felisa. Coincido en lugares y horas insospechados con las escasas personas que aquí conozco y hoy sin mas voy a un nuevo restaurante ecológico a fisgar porque María me invito y no pude ir el pasado jueves y ...sorpresa:me encuentro con que la dueña es Mar,una mallorquina que regentaba el Calabaza en Deusto cuando la conocí hace dos años.
En esa época iba convencido a que volvía como un hijo prodigo a la ciudad que me vio nacer y que dejé atrás hará 15 años:Bilbao. Caminaba por las calles como si estuviera en la ciudad de Oz debido a las increíbles y beneficiosas transformaciones originadas en ese lapso de tiempo en que me retiré. Iba por Ramón y Cajal , buscando el portal de Belén donde mis padres vivían,cuando me encontré con este pequeñito restaurante vegetariano que fue un bar de vinos anteriormente. Entré ilusionado con el casual descubrimiento y debido al buen rollito de una charla breve pero empática me invitaron a comer. Así se portaba la ciudad conmigo hace dos años. Creo que fue al día siguiente que fui a una conferencia sobre Yoga anunciada en el periódico y termine dándola en sustitución del conferenciante que no pudo venir;después di una clase y al final me ofrecieron el trabajo que la ausente profesora no podía llevar a cabo;y todo sin querer. Después pasó lo del desgraciado cáncer de mi hermana y las frustrantes obras en su piso de Santander y el mapa se retorció de tal modo que me trajo irremediablemente a esta otra ciudad costera. Y mira tu por donde que se repite la situación. Mar me invita a su estupenda comida en el restaurante ecológico "La Huerta" y me presenta a su ex y ahora socio crematístico que creo se llama Yum y lo ultimo que supe de él dos años atrás es que era un profe universitario coreano al que le pagaban por estudiar la felicidad(trabajo arduo que requiere de enormes dosis de sufrimiento,estoy convencido) y al que no le gustan las pelis de Kim ki Duk-"Pero así no es Korea" se apresura a puntualizar y le replico que tampoco aquí somos personajes de Almodovar,aunque me da que esto último no termina de convencerle lo mas mínimo. Les ayudo a limpiar y recoger y ya me he apuntado a sus próximas clases de cocina vegetariana,y a lo que haga falta.

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