miércoles, 19 de noviembre de 2008

EL CUBO DE RUBICK

La observación del funcionamiento del Cubo Mágico de Rubick demuestra que para completar todas las caras es necesario mover,rotar,las fichas,pero que para conseguirlo también es necesario que otras permanezcan en su lugar. Cuando el entorno se mueve el paisaje cambia para el inmóvil de igual manera que sí se hubiera desplazado. La belleza del asunto radica en conseguir que las piezas de colores terminen estando juntas en cada lado,en las seis caras del cubo. Después de conseguida la proeza uno se embelesa observando el efecto,su perfección y valora la dificultad de los caminos seguidos, de los rechazados y de los errados. Parece ser que uno se siente en la gloria cuando llega a este punto de breve duración;breve porque debido a un mecanismo inexplicable y quizás divino el maestro en recomponer el mundo en un momento de arrebato lleva el caos a las ordenadas fichas mandándolas a tomar por culo por ese espacio donde todas gravitan perdidas. Cuando me preguntan que que voy a hacer,pienso que es el resto del engranaje el que se tiene que posicionar en estos momentos con sus propuestas. Prefiero acompañar al movimiento que sufrirlo cuando te arrastra inevitablemente,por eso lo espero. Adelantarse tampoco es bueno como tampoco es bueno correr en noche cerrada por un campo de minas,sin linterna y sin mapa.Pienso así porque me conviene,lo reconozco.Y mientras espero la llegada de acontecimientos me voy a vivir un conciertillo de rock que siempre sienta bien en días de lluvia para quitarse algo de galbana (por cierto;que bonita palabra: galbana).Camino hacia mi coche por una calle concurrida cuando de pronto se arma un alboroto. A escasos metros un joven y una señora se disputan un bolso de cuero negro tirando cada uno de un lado. Es evidente que el joven tiene todas las de ganar. Los transeúntes se han detenido asombrados y paralizados como sí una poderosa maquina les hubiera lanzado un rayo que a mi no me afecta,porque para mi asombro y de modo contrario a mi naturaleza,en un arranque de coraje me lanzo sobre el tipo y le endilgo un puñetazo que le aplasta la nariz y los granos verdosos.Siento un profundo dolor en los huesos y no se de quien de los dos proviene el crujido;pero el tipo cae al suelo desplegándose como una marioneta abandonada. Ante mi asombro,la señora sale huyendo con el bolso aferrado al pecho sorteando los coches y a una velocidad impropia para su edad. Los ciudadanos me miran enfurecidos;aquí hay algo que no encaja...
Cuanta patraña;lo que hace el aburrimiento.

No hay comentarios: