domingo, 30 de mayo de 2010

EL VALLE DE LAS MARIPOSAS 4



El campo magnético que aquí nos retiene desde hace semanas se abre aparentemente y nos da una oportunidad. Al final podemos salir y volver a montarnos con Guney y el Capitan Suleyman en el "dolmus"(taxi) acuático que nos lleva y no trae. Ya estamos preparados.
Vamos a volar, a estrenar las alas de mariposa que nos han salido y comprobar que somos algo mas ligeros, como las aves. Negociamos en Oludeniz el precio de volar en parapente. Conseguimos una empresa que nos lo deja en 100 liras turcas (50 euros) y ahorramos 10 euritos. Subimos por una montaña en un camión con poderosa tracción. La temperatura desciende y nos abrigamos con chaquetas. Comenzamos a comprender que lo que vamos a hacer es un paso importante y lo consideramos por nuestros adentros en silencio. Kemal, cuyo padre ha sido piloto de las fuerzas aereas y ahora es el director general del segundo aeropuerto de Estambul, le va a superar en arrojo. Kemal es un tipo alto y fornido, atipicamente pelirrojo, campechano, educado en Estados Unidos y en Europa que busca algo...lo que todos en definitiva. Desde aquí arriba, en el imponente Monte Baba de 2000 metros, tenemos mejor perspectiva del asunto al que hemos venido. La primera en la lista es Diana que metida en un traje de hombre bala corre por una ladera pedregosa hacia el abismo con su instructor y ángel guardián a la espalda. ¡Vuela!
¡Ahí voy yo detrás!  ¡madre mía!  No hay palabras...solo sensaciones...no comprensión intelectual del asunto...Poco a poco me relajo y lo voy gozando sosegadamente. El ángel a mi cargo me da una cámara de vídeo y cuando comienzo a rodar el muy cabronazo empieza a hacer tirabuzones, espirales, lupings, entra en un agujero negro y sale por un arco iris. ¡¡¡¡Me voyyyyyyyy!!!! Estoy por soltar la cámara,  mi alma se desprende del cuerpo y como si fuera de chicle vuelve. Pienso que me voy a desmayar, sinceramente. Parecido a un orgasmo cumbre y sostenido. Cuando el instructor, que es experto en acrobacia y se va a ir a Cape Town en Sudafrica a trabajar el resto de la temporada, me pide la cámara me la tiene que quitar de los dientes. Voy agarrado a las cinchas y apretado al arnés con todas mis fuerzas.Hacemos un hermoso descenso sobre la playa de Oludeniz evitando las barrigas de los guiris tumbados al sol y le doy mil gracias por la experiencia. Como todo lo bueno, cuando nos reunimos el equipo mariposa de nuevo coincidimos en que nos ha parecido corto; pero han sido 45 minutos. El tiempo es psicologico y patologico. Las mariposas lo saben y por ello viven revoloteando






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