viernes, 4 de diciembre de 2009

SOY RUSO

¡Vaya por Dios! Un tipo sentado en la esterilla de al lado se me acerca y me empieza a soltar una parrafada en ruso. Le digo que no entiendo nada de ruso y entonces pone cara de apopléjico. Me cuenta que es húngaro y que vive en Munich, al igual que Dori. Y parece ser que por ahí se comenta que yo soy ruso y que no hablo una palabra de inglés, porque no hablo con nadie. ¡Flipo! Ahora miro los días de atrás y siento sensaciones raras, distorsionadas por la influencia de ese comentario sobre mi identidad. ¿Se me estará disolviendo el "ego" y estaré adoptando uno nuevo? ¿Desde hace cuánto que soy ruso? ¿Hago cosas y actúo como los rusos? ¿Será por todo el vodka que me bebí en el pasado que tiene efectos en el hígado y en el Karma? Y, si soy ruso... ¿de dónde de Rusia? ¿De Siberia, de Vladivostok, de los Urales, de la mafia? Ahora no sé qué hacer; si fuera Mortadelo me disfrazaría de botella de Tío Pepe para que se viera de dónde soy, pero no es el caso. Cuando la clase termina el tipo húngaro se ha esfumado. Debe de ser un agente, no sé de qué exactamente todavía, de trafico quiza. Un agente doble, un agente naranja, una gente estupenda. No pienso cogerle nada ni oírle lo que dice cuando se me acerque en su último estertor; eso siempre trae problemas. Que le den, por húngaro. Ahora sospecho hasta que las vacas esconden cámaras ocultas tras esos ojos enormes. El profe de yoga me resulta un impostor y tras sus enormes barbas postizas del Punjab veo que se oculta un prófugo de Alcobendas insumiso del servicio militar. Casualmente esta mañana me he tropezado con una rusa que hacía un curso en Mc Leod Ganj: la conexión rusa. Bueno, eso y qué me he comprado un enorme catalejo con el que me paso el día fisgando...todo concuerda. Solo resta que me desenvuelva en un idioma cifrado. Voy a recitar el himno del Atlhetic mezclado con algo de sánscrito lleno de ruido y de furia...eso hablaré



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