viernes, 1 de abril de 2011

BEGNAS TAL

Alquilamos unas bicis por 200 rupias el día, que equivale a dos euros y salimos en dirección al lago Begnas: Maggie (que conoce a mis amigos de Brixton), B la hungara, Jhan el finlandes rastafari y yo. Sale una mañana perfecta y soleada, y lo único malo es conducir por la carretera con trafico los 10 kilómetros distantes antes de hacer los 3 últimos por caminitos como los que había en mi pueblo. El lago es fantástico, precioso, como el Phewa Tal de Pokhara hace 30 años, con gente local y sin turistas. Cruzamos a la otra orilla en un bote de remos que alquilamos para todo el día por 500 rupias, y en una colina arbolada hacemos una caminata de lo mas hermosa. Al regresar  por el mismo camino tomamos otro sendero que nos descubre un chiringuito solitario y colorido junto a un dique de piedra. Animados por el hambre vamos hacia él seguidos de unos niños curiosos. Somos los primeros clientes del nuevo local que regenta un ex-soldado nepalí, que sirvió en los temidos"gurkas". No sabe lo que cobrarnos por una comida que hace su mujer al momento con lo que tiene en la cocina: un tali nepalí con verduras por 150 rupias. Comienza la lluvia mientras zampamos con ganas y tomamos té, disfrutando mucho de la meteorología y de los verdes colores de las praderas ribereñas. Afortunadamente la lluvia se detiene cuando subimos al bote y nos ofrece el espacio justo para cruzar en media hora sin calarnos. El cielo se cubre de nubarrones como todas las tardes desde lo del tsunami de Japón, según dicen aquí los rumores. Un autobús espera en la aldea; subimos al techo las bicis y volvemos a Pokhara evitando el fuerte aguacero y el trafico fluido de las últimas horas de la tarde, sin luces por la carretera. El plan ha salido perfecto y regresamos felices a ducharnos y cenar con ganas de acometer nuevos planes, para cuando pare la lluvia...Si un día vuelvo por aquí no me pierdo el quedarme hospedado en este lago de Begnas, a ser posible con buena compañia.







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