martes, 28 de octubre de 2008

EL FAROL DE SAN VICENTE


Esta noche he dormido a los pies del faro de San Vicente,llevado por el romanticismo. La noche es oscura como la boca de esa ballena que se trago a Jonas,a Pinocho y casi casi al Capitán Acab y hay un temporal de viento que es noticia en la radio. La flota esta amarrada y Protección Civil avisa con megáfonos de no tender la ropa. Soplan "los 4o rugientes","los 4o aulladores" y "los 4o ladrones". Esta prohibido pernoctar en esta campa en la que no hay un alma; yo aparco igual. El coche tiembla y vibra como en la revisión de la I.T.V y las lunas reciben el agua salpicada de los acantilados mas abajo; pero veo el faro trabajar. Los haces de luz pasan sobre el coche intermitentemente para seguir su recorrido recortando la costa hacia el océano. Me arrobo en el saco de dormir y observo al centinela a través del cristal mojado.
Por fin el colchón infalible ha reventado con un agujero como Dios manda,dando la cara. Me tenia frito. Llevo 4 meses inflándolo cada noche porque el aire se le va por un microporo cabrón que no encuentro nunca y cuando lo he encontrado y lo he parcheado el maldito microporo se ha movido a otro lugar y así andábamos. Algunas mañanas tenia los huesos molidos de permanecer en esa bolsa blanda de aire. Ahora utilizo el que me regalo Sonia con los dos parches que necesitaba y esto es otra cosa;de haberlo sabido antes...Como tengo mas espacio puedo evitarme el sacar la bici afuera y me las he apañado para que entremos los dos. Esta noche no duermo solo. El sueño me va venciendo a pesar de las terribles embestidas del temporal y me cercioro de que el freno de mano este bien echado y una marcha metida. No tenia que haber aparcado tan cerca del abismo,pero bueno...Cierro los ojos e intento dormir pero cada diez segundos se me llenan de luz. El romanticismo se me esta acabando. Salgo del coche y el vendaval casi me arranca la puerta y el brazo;un papel sale volando a velocidad supersónica y se pierde en la noche. Voy hasta la base del faro luchando contra el viento en calzoncillos y lo desenchufo. La luz se apaga y de pronto cientos de voces salidas de "Nosedonde" empiezan a abuchear y a silbar. Desde el mar llega la atronadora bronca de todos los barcos del mundo con sus sirenas y bocinas a todo meter. Me agacho y lo vuelvo a enchufar; no va. Maldita sea! El resto de la noche y hasta el amanecer me lo paso dando vueltas en círculos por la campa con los faros del coche encendidos.

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